Entrenar tenis de mesa es una de las cosas que más amo hacer. Al practicarlo, hago lo que me gusta y mantengo un buen estado físico y mental. Ser deportista no es complicado, solo se necesita voluntad y organización efectiva del tiempo, para que haya un equilibrio entre el estudio y los entrenamientos.

El tenis de mesa me ha ayudado a ser disciplinado en lo que realizo y a no rendirme ante los obstáculos. Las horas de entrenamiento diario me ayudan a fortalecer mi carácter, a tener autocontrol, a gestionar mi tiempo y a empeñarme más para alcanzar mis metas.

Con los partidos ganados supe de lo que soy capaz de hacer, con respecto a mí mismo no del otro competidor, y cuán lejos puedo llegar. Los partidos perdidos me sirvieron de lección y, a la vez, como retos para mejorar como deportista, estudiante universitario y como persona.