El Perú fue la última república hispanoamericana en proclamar su independencia en la década de 1820, exceptuando Bolivia, que pertenecía al Perú. También será el último que celebre oficialmente el bicentenario en el 2021, fecha que corresponde a los doscientos años de proclamación de la independencia de Lima. Camino a esa celebración, desde hace algún tiempo se viene repensando el discurso nacional sobre la independencia peruana. Este replanteamiento en el ámbito académico ha suscitado nuevas interrogantes: ¿qué celebramos cuando celebramos la independencia?, ¿celebramos el papel de las regiones en la independencia? Y si seguimos en esa línea: ¿qué papel cumplió el espacio norte en este proceso? Estos cuestionamientos han enriquecido el debate especializado (congresos, seminarios, publicaciones). Pero aún falta mucho en el cometido de insertar la historia regional en el discurso académico nacional.

Dentro del proceso de independencia es indudable el interés que tuvo el norte peruano a fines del período virreinal. Ya entonces tenía un discurso político-regional propio que se potenció durante las guerras de independencia. Pero entre las cosas más significativas y diferenciadoras está el hecho de que el norte proclamó su independencia mucho antes que la capital; se mantuvo patriota hasta el final del proceso, con la única excepción de Maynas; fue el centro de operaciones de los líderes de la independencia: Torre Tagle, San Martín, Riva-Agüero y Bolívar; fue la primera región que marcó distancia respecto a las sucesivas capitales –Trujillo y Lima- pidiendo reivindicaciones, privilegios económicos, autoridades del lugar y no de fuera; y finalmente, fue el gran espacio que se distanció radicalmente de Lima al apostar por José de la Riva-Agüero como presidente legítimo, dándole así su apoyo al líder peruano que convirtió al norte momentáneamente en la cabeza del Perú.

El norte en la independencia es uno de los grandes temas pendientes. Es fundamental seguir profundizando en aspectos tales como la participación de los sectores populares, el papel de las mujeres, la actividad de los patriotas y, en la misma medida, la de quienes no quisieron la independencia o no la quisieron como se venía dando, pues ellos también fueron protagonistas de este proceso. Finalmente, frente al 2021 queda una tarea más: analizar las independencias, incluyendo la del norte, dentro del estado-nación que se empezó a forjar en aquel momento en medio de contiendas y negociaciones políticas, estado-nación que aún seguimos construyendo.