Cuando decides ir de intercambio, intuyes que tendrás grandiosas experiencias. Conocerás personas que cambiarán tu vida e incluso lo que pensabas que te esperaba al volver, también será distinto.

En tu estadía en el exterior, miles de sorpresas vienen hacia ti. Así, por ejemplo, cuando creas que ya has probado suficientes sabores, llegan otros. Cuando crees que has visto lo más espectacular, descubres el Coliseo Romano o la Fontana di Trevi. Y, la majestuosa Piaza Venezia, a pesar de ser muy vista, nunca deja de ser especial.

Los intereses que solías tener se diversifican. Ya no solo es un par de géneros musicales, son varios; y, las frutas que ni conocías son ahora tu primera opción. Los colores de tu ropa cambian y tus libros también. Ninguna guía turística o página de Wikipedia te prepararán para lo que vivirás en un intercambio estudiantil, porque es una experiencia única y especial para cada uno.

Al final, cuando subas al avión para ir a casa, creerás que vuelves pero, en realidad, quien regresa es una versión mejorada de ti misma.