Estos tiempos están siendo difíciles para todos. Al inicio, las clases virtuales fueron un gran choque, soportable (hasta cierto punto) por ser algo nuevo; pero, más de un año después, pueden resultar muy desmotivadoras si no recurrimos, más que nunca, a la organización y la determinación.

Con la primera, podemos programar otras actividades que nos alejen un poco de lo netamente académico. Por ejemplo, yo entreno lanzamiento de bala en la selección de atletismo de la UDEP; aprendo el alemán y practico el dibujo digital. Esas “escapadas” de nuestra nueva realidad son vitales. Otro aspecto importante es la determinación. No siempre estaremos motivados, sea porque lo estamos pasando mal en los estudios, en lo familiar o personal. Es entonces cuando uno, simplemente, tiene que pararse y seguir adelante, porque siempre hay un mejor final y podemos hacer que este sea feliz. Hay que evitar darles vuelta a los problemas o seguir quejándonos, porque eso no cambiará nada. Hay que seguir luchando, sabiendo que siempre habrá una recompensa al final, ya sea algo tangible o la gran satisfacción de haber superado las dificultades.