“Amar no es un estado de ánimo”
Una de las preocupaciones principales de la universidad, desde su concepción, es la protección de la familia. El 2005, con la creación del Instituto de Ciencias para la Familia se concreta un gran paso de este anhelo.
El doctor Corcuera, director del instituto, nos habla sobre un aspecto clave en la estructura familiar: el amor; acorde con la misión clave del ICF: estudiar y difundir lo que significa amar.
¿Cuál es el fundamento para tener una relación conyugal sólida?
El amor (caridad en sentido amplio) entre los esposos que se desborda hacia los hijos; y supone no vivir para uno mismo sino para el otro. Si hay unidad en la familia, los problemas se enfrentan con valentía y visión optimista, compatible con las dificultades y el dolor.
Se dice que existe una “crisis de amor”, ¿cómo hacer frente a ello?
Amar no es un estado de ánimo. Es más profundo; es un movimiento que une al amante con el amado, por ser un bien. Persona y bien son los términos que une el amor. Por tanto, un primer paso para superar las crisis en el matrimonio es contemplar y deslumbrarse ante la bondad que de suyo tiene el amado.
En el contexto de crisis frecuentes (de toda índole), ¿cómo fortalecer los vínculos familiares?
Primero, con el ejemplo de los padres; que se note el cariño real y el cuidado tierno de cada uno por el bien del otro. Luego, enseñando y corrigiendo a los hijos cuando se comportan de manera egoísta o se equivocan. Finalmente, facilitando que se viva un ambiente grato de convivencia.
¿Hay claves para tener un matrimonio feliz, fiel, con hijos que contribuyan a formar la “civilización del amor”, que anhelaba San Juan Pablo II?
La persona fue creada para la comunión, y se realiza de un modo singular en la relación entre un hombre y una mujer que deciden unir sus existencias en un único proyecto de vida.
Además, el modelo de familia hay que buscarlo con fe humana y sobrenatural en el misterio trinitario. En este sentido, es importante recordar lo que dijo el papa Juan Pablo II en Puebla, en 1979:
«Dios, en su misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia».