Margarita Rosa Vega

Piura. 1era promoción. Comunicación 1974

“Cuando escucho a Antonio Machado mi corazón se estruja, recordando a la Universidad de Piura, la que he recorrido durante 50 años; primero, por esas arenas blancas y algarrobos verdes como solía declamar, con tanto sentimiento José Ramón de Dolarea; y, ahora, entre tantas alfombras verdes y cobijadoras sombras de sus algarrobos. ¡Alma mater, cuánto nos has dado!

Magistralmente, Machado dice: “Al andar se hace el camino, /y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/ se ha de volver a pisar”. La UDEP sí hace camino al andar, si no, que lo cuenten sus alumnos y egresados que desde cualquier rincón llevan la batuta de la enseñanza, de la formación, con la visión de desarrollo y de libertad. ¡Vendrán más años y no te detendrás, sigue adelante…, alma mater!”.


Fernando Abásalo

Canadá. Ingeniería 1974

“Guardo el recuerdo de educadores de la talla de los ingenieros Ramón Mugica, Rafael Estartús, Miguel Samper; del entusiasta grupo de jóvenes graduados italianos, como Antonio Gisolfi y Gianni Manino, gestor de nuestras becas de estudio en Italia, a través del Istituto per la Cooperazione Italiana, ICU.

La comunidad universitaria de entonces era un grupo aún pequeño de estudiantes, donde conocí a Cecilia León Temple, mi esposa y madre de mis hijos. Guardo un enorme agradecimiento a la Universidad de Piura, por mi formación profesional y porque en la sustentación de mi tesis, el propio Ricardo Rey tuvo a bien mencionar la participación activa de mi padre, Ramón Abásolo Rázuri, en la dación de la Ley del Congreso de la República que creó esta ya cincuentenaria Universidad”.


Eduardo Garcés

USA. Ingeniería Industrial 1977

“En la Universidad se me conocía con el apelativo de “Periquita”, con el cual aún me recuerdan muchos amigos. Mi pecho se hinchó de orgullo cuando tuve el honor de representar a la UDEP que, por primera vez, participaba en un Congreso de Ingeniería Industrial, en Arequipa (1985). En un concurso interno eligieron la mejor tesis de grado presentada hasta ese entonces.

Mi trabajo sobre desgomado por hidratación del aceite crudo de soya para la obtención de lecitina, fue el ganador, así que, viajamos con una delegación del último año de carrera y se cumplió con ese encargo. Por eso, por lo mucho que me ha dado y he recibido de sus entrañables profesores, estoy eternamente agradecido a la Universidad de Piura”.


Juan Humberto López

Profesor UDEP. Empresas 1977

“Piura me gustó desde el primer momento, a pesar de que mi llegada coincidió con una inundación en la ciudad. El ambiente en la UDEP era tan grato, que la pequeñez y la arena que la rodeaban eran superados por la calidad humana de profesores y estudiantes, entre quienes había gran cercanía y cariño en el trato. No era una relación “confianzuda”, sino de confianza mutua.

También tuvimos la primera experiencia con voluntarios italianos, lo que enriqueció nuestra manera de ver el mundo. La vida universitaria no terminaba en el campus. Era costumbre “quemar”, en la víspera, a quien cumplía años (estudiantes o profesores), con cajón, guitarras, unas “guindas”, etc. Lo fenomenal era que, al día siguiente, todos estábamos en la clase de las 8 de la mañana. ¡Qué tiempos más entrañables!”.


Juan Carlos Martínez

Lima. Ingeniería Industrial 1978

“No exagero si digo que no me imagino mi vida sin la influencia de los grandes maestros que tuve la suerte de conocer, no sólo en el plano educativo sino en sus ejemplos de vida. En múltiples ocasiones, he manifestado que tengo la responsabilidad ineludible de responder con mi conducta a las enseñanzas y ejemplos que recibí de ellos.

Siento un orgullo interno por haberme formado en la UDEP. Mi vida personal y profesional la he desarrollado teniendo presente que mis actos deben guardar coherencia con lo que la UDEP, por intermedio de sus docentes, grabaron en mi mente y corazón. ¡Cuánto me emociona recordar esa maravillosa etapa de mi vida!”.


Luis Ginocchio

Lima. Empresas 1976

“El estudio y la dedicación al trabajo creativo que nuestros profesores y profesoras nos contagiaron han germinado y los piuranos de la segunda mitad del siglo XX nos sumamos a las corrientes de diversificación productiva de Piura y el Perú. Desde los negocios y el sector público, nos complace observar que la Piura que encontramos en nuestra juventud cuenta hoy con nuevos roles económicos que traen optimismo en su inserción en la producción y el comercio globalizados. Los desafíos crecieron, pero la innovación –como aplicación económica del saber y la tecnología– nos abre el camino del porvenir.

Como piurano me siento muy agradecido con nuestra alma mater, que nos permitió estudiar y aprender a amar más a nuestra tierra y deslumbrarnos con su enorme potencial”.