La primera secretaria de la universidad nos recibe en su hogar en Miraflores, Lima, la ciudad donde nació y vive desde hace años. “Bienvenidos Universidad de Piura”, saluda sonriente la dama ejemplar, de vestidura y trabajo impecables, que muchos recuerdan en Piura.

Beatriz se convirtió en testigo del origen de esta institución desde 1968, cuando fue contactada por la promotora de la universidad (ADEU). Hoy, 55 años después, nos cuenta acerca de los primeros retos y su día más difícil.

“La ilusión de participar en la segunda universidad (la primera fue la de Navarra) fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer” fue determinante para dejar la estabilidad que tenía en Lima y mudarse a Piura.

Los primeros días

El 2 de enero de 1968, Beatriz Podestá inició sus funciones en Lima, como primera secretaria del Consejo Superior; no habían comenzado aún sus labores académicas. “Tenía mucha ilusión de ver el edificio principal en donde trabajaría. En mi primer día estuvimos haciendo a mano las tarjetas de invitación para la primera ceremonia de apertura”, rememoró.

Llegó a Piura en marzo de 1969. Al poco tiempo, su labor se extendió más allá de las funciones típicas de una secretaria. Ella era el único personal administrativo, lo que implicaba una variedad de tareas: “Fui recepcionista, conseguí al primer conserje, los primeros jardineros, a una persona que nos ayudara con las compras; apoyaba también al secretario general a pasar las notas de las prácticas que se tomaban cada tarde”, recuerda.

Desde sus inicios, la UDEP enfrentó significativos retos, incluidos problemas administrativos impuestos por el Gobierno militar de la época. “Cuando faltaba poco para la apertura, nos llega un telegrama del Gobierno ordenándonos reestructurar la organización de la universidad. Teníamos un sistema departamental, el cual tuvimos que cambiar; y, luego, comunicar telefónicamente a todos los alumnos el aplazamiento del inicio de clases”. A pesar de todo, la Universidad de Piura abrió sus puertas ese año. Beatriz estuvo en su primera década de funcionamiento.

Personajes que forjaron la UDEP

A lo largo de los años, Podestá ha mantenido un vínculo profundo con la universidad. Recuerda con cariño a muchas personas que contribuyeron al desarrollo inicial. Destaca, la dedicación del ingeniero Eugenio Giménez, a quien considera un pilar fundamental de esta institución.

“Aún no existía la UDEP y él ya hacía múltiples viajes a Piura para consolidar el tema de los terrenos, conseguir medios económicos, gestionar la construcción del primer edificio (…); es decir, tenía plena y total dedicación. Él tuvo un especial impacto en mí”, destaca.

De la misma forma, recuerda al primer rector, el ingeniero Ricardo Rey. “Fue increíble el desprendimiento que tuvo al dejar sus comodidades en Lima e ir a Piura con sus ocho hijos para dedicarse por completo a la universidad”, recalca Beatriz.

También menciona al destacado empresario, Dionisio Romero, por su labor como profesor fundador y un importante apoyo económico que consolidó la universidad en aquellos primeros años.

El día más difícil

En la tarde del 26 de junio de 1975, Beatriz llegó a la UDEP y se encontró con la profesora Yolanda Ho quien prontamente le informó: “Nuestro padre (en referencia a San Josemaría) ha muerto”. Beatriz tomó la noticia con incredulidad, pues no era la primera vez que se divulgaba aquello, como una noticia falsa.

“Fui al oratorio y me sorprendió encontrar a todos los profesores allí; más de uno, llorando. Aun así, no lo creía. Al ver al padre Cheesman, corrí hacia él. Le pregunté si era verdad y me dijo que, lamentablemente, era cierto y que pronto llegarían personas a nuestra casa a confirmar la noticia”.

Beatriz recuerda que le dio una jaqueca, por lo que se retiró a su hogar. Allí, la directora del centro tampoco creía la noticia hasta que llamaron a Lima y la confirmaron.

“San Josemaría era de una exquisita delicadeza con las mujeres. Me colé en varias tertulias que dio y en una de ellas estuve sentada a sus pies. En el momento que dio la bendición recuerdo sentir sus manos sobre mi cabeza mientras decía ‘que el Señor este en vuestros corazones, en vuestros labios, en vuestra alegría y en vuestro andar por el camino al cielo’”, manifestó.

Del desierto al vergel

Beatriz nos cuenta muchas historias y anécdotas de los más de diez años que estuvo en Piura. “Recuerdo la revista Amigos, cuando solo era un periódico de cuatro páginas y dos columnas. La primera vez que salí en la revista la profesora Yolanda Ho me puso: ‘La secretaria con número’ en referencia a mi antiguo trabajo en la Fuerza Aérea, donde nos identificaban con números”, recordó entre risas.

La última visita de Podestá a Piura en el 2019, con motivo del 50 aniversario de la UDEP, la conmovió profundamente: “Tuvo un gran impacto en mí al ver cristalizadas todas las cosas que San Josemaría nos había anunciado que sería la Universidad de Piura. Yo, que la vi cuando era un desierto, verla ahora convertida en un vergel sí me suponía haberme quedado cortísima en los sueños que tenía para la universidad”.

Nuestra entrevista concluye con un mensaje de Podestá para las futuras generaciones udepinas de estudiantes y trabajadores: “Consideren todo lo que ha supuesto sacar adelante esta universidad. Desde el sueño de su fundador hasta el de todos nosotros que nos desplazamos a Piura para iniciar la universidad en 1969. Aprovechen todo el tesoro acumulado de quienes han dedicado jirones de su vida para forjarla. La Universidad de Piura es un tesoro”, subrayó.