Para nadie es un secreto que la situación actual de la seguridad ciudadana es crítica. En este contexto, las ciencias jurídico-penales han adquirido una presencia importante en los medios de comunicación, tanto de los expertos en la materia como de políticos y algunas autoridades del país. En definitiva, el objetivo es encontrar una solución a esta problemática.

Muchos sostienen que la solución al problema del delito es el endurecimiento de las penas, con la finalidad de hacer desistir al delincuente de su intención de delinquir, por temor a ser sometido a una pena más grave. Sin embargo, por más severas que sean las penas, estas no generan ningún efecto disuasorio en el delincuente si no hay certeza de la condena.

Asimismo, es impropio plantear una solución contraria a los principios jurídico-penales de proporcionalidad y humanidad de las penas, pues, si bien nadie niega la reprochabilidad de los actos delictivos, la pena de muerte (por ejemplo) constituye una directa afectación al valor y dignidad ontológicos de la persona.

Es necesario oír con mayor atención a los expertos en política criminal, a fin de evitar la formación de una opinión basada fundamentalmente en el miedo; desvinculada de los conocimientos aportados por las ciencias jurídico-penales.

PIETRO LA TORRE ZAMBRANO
Facultad de Derecho, VI ciclo. Campus Lima