Los internacionalistas del siglo XX nos habían advertido que en el siglo XXI, uno de los grandes problemas sería el de las relaciones entre culturas. Y, es precisamente lo que acontece hoy. Virtualmente, 3000 millones de personas (2015) interactúan en el ciberespacio a través de internet, que facilita y acelera diferentes procesos de internacionalización (interculturalidad). Además, 214 millones de personas (OIM, 2014) se insertan en otro país, buscando mejores condiciones de vida.

A consecuencia de estos fenómenos, las ciudades y sus instituciones manifiestan una naturaleza multiétnica e ingresan en los procesos de internacionalización (paradiplomacia). Gobiernos regionales y locales, empresas, cámaras de comercio, colegios, universidades, etc. diseñan sus programas de política exterior, asesorados por especialistas en Relaciones Internacionales. En pos de una mayor competitividad y supervivencia, se proyectan al mundo en busca de nuevos mercados, intercambio de experiencias exitosas y promoción de sus productos y actividades.

Sin embargo, con esta nueva manera de estar en el mundo, surgen las dificultades para comunicar, incorporarse a una nueva cultura, comprenderla y respetarla. Hoy, los principales conflictos que afectan la integridad y la convivencia pacífica en el mundo son los étnicos, como la guerra contra el terrorismo (entre el Estado Islámico y la Coalición) que también ha desencadenado la huida y llegada intempestiva de miles de musulmanes a Europa y donde diferentes grupos xenófobos se resisten a abrir sus fronteras.

Por una u otra razón, la interculturalidad es, sin duda, una característica de nuestro tiempo y debemos prepararnos para integrar culturas. Los colegios y, fundamentalmente, la Universidad deben asumir cuanto antes el reto del estudio y la enseñanza de la comunicación intercultural y mirar con atención las iniciativas que hay en otras partes del mundo, para frenar y evitar el choque cultural.

La Universidad del Tercer Milenio está llamada a ser una fuerza de paz. Urge inaugurar centros de estudio dedicados a los asuntos internacionales, donde el empresario aprenda a insertarse y a negociar con culturas extranjeras; donde se diseñen estrategias para ayudar a adaptar a los inmigrantes y migrantes; donde se trabaje la política exterior de las ciudades y sus instituciones; y donde se fomente el intercambio cultural. Pero, sobre todo, centros donde se impartan disciplinas que ayuden a entender el mundo y aprendamos a comprometer nuestra profesión para edificar un mundo más habitable para las futuras generaciones.

Sobre la autora

María Luisa Portugal es docente del departamento de Comunicación, doctora en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Experta en Comunicación internacional y Diplomacia pública. También es autora de varios libros y artículos científicos.