“El Servicio En La Función Pública Es Un Compromiso De Todos”. Dra. Luz Pacheco
En esta entrevista, la doctora Luz Pacheco, presidenta del Tribunal Constitucional y profesora de la Universidad de Piura, habla sobre la responsabilidad en la función pública, la digitalización del TC y los valores necesarios para fortalecer las instituciones peruanas.
Luz Pacheco Zerga, presidenta del Tribunal Constitucional del Perú y profesora emérita de la Universidad de Piura, nos recibe en su oficina en la sede central del tribunal. La jurista, que asumió este año su compromiso profesional más grande hasta el momento, nos dice que la función pública es una responsabilidad de servicio “un compromiso de todos”. Señala la necesidad de que más ciudadanos se sumen a esta labor para fortalecer el Estado.
¿Qué cambia en la vida de un profesional cuando pasa a integrar el Tribunal Constitucional?
La función pública representa un compromiso colectivo; todos debemos involucrarnos activamente en el servicio a nuestro país. Algunos lo hacen mediante el voto responsable, mientras otros tenemos la posibilidad de prestar un servicio directo en el Estado. A nivel personal, esta función implica un cambio significativo, sobre todo en términos de dedicación y horarios. Además, como magistrada del Tribunal Constitucional, hay una gran responsabilidad en cada palabra, ya que pueden interpretarse en un sentido distinto al que uno desea expresar. Este compromiso con la prudencia es quizás el cambio más notable.
¿Qué otras responsabilidades, restricciones o sacrificios se asumen cuando se llega al TC, en su caso primero como magistrada y ahora -también- en la presidencia?
En el rol de magistrada, la carga de trabajo es bastante intensa. En muchas ocasiones debemos resolver entre 170 y 200 casos en pocas semanas. La responsabilidad se incrementa cuando se asume la presidencia, ya que implica una serie de tareas administrativas adicionales: desde la contratación de personal hasta la implementación de planes de mejora para el trámite de la carga jurisdiccional en el Pleno y en las dos salas. Este rol demanda gran dedicación y sacrificio de tiempo personal, lo cual afecta los momentos de esparcimiento.
¿Que importancia tiene el TC en lo jurídico y constitucional del país?
Este tribunal desempeña un rol clave en la vida democrática del país, porque protege derechos fundamentales de personas y entidades. Entre sus competencias están las acciones de habeas corpus, amparo y habeas data, que garantizan derechos como la libertad de tránsito y el acceso a información pública. Además, también resuelve procesos orgánicos, como las acciones de inconstitucionalidad contra leyes y los conflictos competenciales entre organismos del Estado, lo cual es fundamental para el equilibrio de poderes.
¿Qué cambios significativos ha tenido el Tribunal en la última década?
Aunque las normas que lo rigen no han cambiado en esencia, sí ha habido variaciones en los criterios de los magistrados que lo han integrado. Una modificación relevante fue el incremento de competencias de las Salas para los procesos de tutela. Para evitar sentencias contradictorias, los casos novedosos o sin precedentes se abordan en el Pleno, con ello se establece un criterio inicial que luego se sigue en casos similares. Este sistema facilita la celeridad en la toma de decisiones.
¿Qué valores son fundamentales en la formación de un magistrado del TC?
La dignidad humana es un valor esencial. Mientras algunos sostienen que la dignidad se reduce únicamente a la libertad de decisión, considero que es importante valorar el contenido de cada una de estas y su concordancia con el orden constitucional.
Además, los magistrados debemos respetar la diversidad de opiniones, siendo conscientes de que cada uno vota según su criterio y principios. Aunque muchas decisiones se toman por mayoría, la disidencia también enriquece el proceso y fortalece el tribunal como institución.
Y, en cuanto a la ética…
La ética y los valores son fundamentales en el perfil de un profesional. De nada sirve el conocimiento si una persona no actúa con honestidad y transparencia. En el mundo jurídico, la crisis actual no es solo de procedimientos, sino también de valores y conductas.
Los profesionales que integran instituciones del Estado deben ser personas rectas, confiables y comprometidas con el bien común. Y, debemos recalcar que, es en las familias, las escuelas y las universidades donde se deben inculcar estos valores, porque “mejores personas” harán mejores instituciones. el tribunal como institución.
Vivimos una época de transformación digital en varios niveles, ¿cree que el TC está lo suficientemente digitalizado?
La digitalización es una tarea en la que estamos trabajando. Mi predecesor, el doctor Francisco Morales, hizo un esfuerzo importante para rehabilitar y modernizar nuestras instalaciones. Ahora, estamos en la etapa de implementación de la digitalización, en la cual aún enfrentamos desafíos, como la falta de sistemas informáticos adecuados para la gestión de personal y el control de haberes, algo fundamental en el siglo XXI.
Estamos buscando recursos para mejorar en este aspecto y lograr una interoperabilidad más eficiente con otras instituciones de justicia.
¿Qué opina sobre el uso de la inteligencia artificial en el Tribunal Constitucional?
La inteligencia artificial es una herramienta interesante y útil, sobre todo para tareas de clasificación y organización de expedientes. Sin embargo, en el Tribunal Constitucional no reemplazará el juicio humano en la toma de decisiones, ya que esta es una labor que requiere reflexión y ética.
La IA puede facilitar el trabajo al ayudar a ubicar rápidamente documentos relevantes, pero siempre deberá estar supervisada para asegurar que la interpretación de cada caso sea correcta y justa.
¿Qué valores son fundamentales en la formación de un magistrado del TC?
Vivimos tiempos de gran polarización y enfrentamientos entre los poderes del Estado. En este contexto, el Tribunal Constitucional juega un rol crucial para contribuir a la paz social y a la confianza ciudadana. Debemos mostrar independencia frente a cualquier poder, actuar con lealtad a la Constitución y garantizar que nuestras decisiones reflejen la justicia y el respeto por los derechos fundamentales.
Este compromiso con la institucionalidad es clave para fortalecer la democracia en el Perú.