Las metas de la medallista Kíbele Sánchez
Una estudiante de Derecho se propuso desde pequeña disfrutar del deporte y ser buena en ello. Ahora, ha alcanzado uno de los logros más importantes de las Olimpiadas Ramón Mugica 2024: ser la medallista femenina del certamen.
Kíbele Sánchez Rossi tiene un sentido agudo de la incertidumbre. Es capaz de evitar que su cuerpo y mente vayan en contra de lo que ha elegido para su futuro. En su introspección educada, puede despejar su mente y pensar solo en aquello que la inspira: su familia, sus años de entrenamiento y, sobre todo, sus metas.
El 2024 ganó tres medallas doradas en atletismo (100 metros, salto largo y salto alto) y una plateada en básquetbol (junto con su equipo de la Facultad de Derecho), lo que la convierte en la medallista femenina de las olimpiadas, en Piura.
El camino a las de oro
Cuando apenas tenía siete años, Kíbele se volvió consciente de su amor a correr, cansarse y volver a correr. De competir, sin más. Tiene un espíritu competitivo y lúdico. Le gusta divertirse y ganar. Es una apasionada deportista y, también, una estudiante comprometida con el Derecho.
Del atletismo, ella reconoce su exigencia. “Si bien más me gusta el básquet, le he dedicado más esfuerzo y tiempo al atletismo, en todos los aspectos: cardio, físico, entrenamiento”, destaca.
A sus 19 años, su amor hacia el deporte es sensato; más cercano al placer y al goce de la competencia que al fruto disciplinario de una excursión más calificada o más seria. “El derecho es la prioridad”, afirma.
Entre el deporte y el Derecho
Kíbele —se pronuncia Kíbel— luce tranquila, confiada, algo reservada. Su nombre proviene de una inclinación maternal hacia las denominaciones medio-orientales, poco conocidas o “raras”, como las define.
La atrae la rama civil del Derecho, y, aunque reconoce que todavía es joven para tomar una decisión, aspira a ser fiscal y, luego, jueza. Cuenta que sus metas académicas y deportivas la ayudan a conservar un equilibrio entre el estudio y el deporte, lo que la mantiene centrada.
“Algunos piensan que el deporte no ayuda, pero, en realidad, sirve para despejarte,” cuenta Kíbele. Su amor por este es curioso. Lo ama tanto que prefiere no perturbarlo con el futuro y aspira a dedicarse a lo que más la entusiasma: las leyes. Aún tiene mucho que ofrecer como atleta.
Kíbele continuará escribiendo sus proezas y forjando su futuro hasta ser magistrada. “Los logros y las metas que he tenido, no solo deportivamente, sino también académicamente, me motivan para seguir siendo persistente,” anota.