Javier Romero Haaker egresó de Economía el 2010. Actualmente, trabaja en el Banco Mundial, en la oficina de Práctica Global de Pobreza y Equidad, y en el Laboratorio de Innovación de Género de América Latina y el Caribe (LACGIL).

Su interés por la intersección entre la investigación y las políticas públicas llevó a Javier a realizar prácticas en el Centro de Investigación de la UDEP y en el Banco Central de Reserva del Perú. Luego, se embarcó en un doctorado en Economía en la Duke University de Estados Unidos. Esta formación lo preparó para su rol actual en el Banco Mundial, donde ha conseguido uno de los logros más gratificantes de su carrera.
“Durante la pandemia, lideré un equipo que hizo encuestas en hogares de 24 países de América Latina y el Caribe. Fue desafiante. Era un momento en el que la pandemia había frenado la recolección de datos a nivel regional y mundial; no sabíamos qué estaba pasando con los niveles de pobreza, cuáles eran los índices de la deserción escolar ni los indicadores de salud o de bienestar de los hogares. La tarea fue sumamente importante porque, en muchos países, estos eran los únicos datos disponibles durante la pandemia y sirvieron para informar políticas públicas y proyectos del banco, precisamente, para poder lidiar con los impactos económicos y de salud que había en estos países”, dice el economista.

“Disfrutar el camino”
Javier resalta la importancia de disfrutar el viaje y aconseja a los universitarios: “Los años que uno pasa en la universidad, haciendo una maestría o un doctorado, son periodos bastante largos como para verlos solamente como medios y no como fines en sí mismos”.
También, enfatiza la necesidad de apreciar las interacciones con los profesores, con los amigos, los compañeros mayores y menores, pues, en el trabajo y en la vida, se encontrarán con personas diversas que siempre les aportarán. Esta apertura, sugiere, debe aplicarse a todo lo que vayan aprendiendo.
Y, de hecho, lo aprendido durante sus años en la UDEP le ha resultado muy útil. Los conocimientos que adquirió han sido cruciales, desde el manejo de bases de datos hasta la aplicación de conceptos en macroeconomía y econometría; su educación, refiere, le ha brindado herramientas para abordar desafíos complejos.
“En el doctorado, noté que la formación de pregrado que tenía en economía era muy rigurosa y muy sólida, incluso comparada con la de estudiantes que venían con una maestría europea”, resalta.
Javier recuerda con cariño su vida universitaria, como las anécdotas de los trabajos en equipo, las noches interminables de estudio y las correcciones de profesores que dejaron una impresión duradera. A pesar de vivir en el extranjero, mantiene un estrecho vínculo con sus amigos de la universidad y, cuando se ven, comparten entre risas, las experiencias de su tiempo en la UDEP.