Este año, cuando con gran entusiasmo celebramos los 50 años del inicio de actividades académicas de nuestra Universidad, es un tiempo de celebración pero también una ocasión para iniciar con optimismo los nuevos retos que debemos emprender juntos los próximos años. El camino hacia el centenario lo continuarán otros, pero sin olvidar los principios fundacionales de nuestra casa de estudios, especialmente, la búsqueda de la verdad y el espíritu de servicio.

Son los mismos que siguieron los pioneros y forjadores de nuestra Universidad, quienes entendieron muy bien estas ideas diríamos axiomáticas. Su tesón, fortaleza y entrega, trasmitidos a las sucesivas generaciones de estudiantes y trabajadores de la Universidad, motivaron una verdadera ilusión: ‘hacer camino al andar’, reinventando nuestro saber y fomentando novedosas investigaciones que enriquecen las ciencias que cultivamos. Lo hemos hecho en 50 años y lo seguirán haciendo las futuras generaciones, renovando e innovando, pero sin olvidar cómo y dónde empezó todo.

Como metas para los próximos años, está nuestro compromiso por continuar con las investigaciones de logística humanitaria y las relacionadas con la prevención de catástrofes, como las del fenómeno El Niño. El radar de lluvias que se acaba de instalar en nuestro campus es otro gran paso para comprender y prevenir los eventos metereológicos. Viene bien recordar la importancia de la solidaridad y ejemplo de aquellos jóvenes universitarios que se volcaron en grandes acciones solidarias y una extraordinaria cadena logística de ayuda para miles de damnificados por El Niño Costero, ocurrido hace dos años.

Ese es el sentido humanista de la Universidad de Piura, el mismo que desde 1969 nos ha motivado a promover una formación integral, procurando no solo ofrecer conocimientos sino también infundir una enseñanza en valores. Formar “mejores personas, mejores profesionales” es nuestro espíritu fundacional y estamos seguros de que seguirá motivando a los que vendrán a sucedernos.

Estoy convencido de que todos, a medida que vamos conociendo la historia de la Universidad de Piura y de sus forjadores y pioneros, nos sentimos orgullosos de quienes nos precedieron y de quienes aún hacen la UDEP.

En estos 50 años de nuestra querida Universidad, les deseo que los mismos valores y principios que ayudaron a su nacimiento y desarrollo, impulsados por su fundador, y por los pioneros y benefactores, sean también inspiración para ustedes y las nuevas generaciones, con el ejemplo y el espíritu de servicio de su actuar.

Que la unidad y el afán de servir, inspirados en las enseñanzas de la Iglesia y de nuestro Fundador y sus sucesores, sigan siendo la finalidad primera de nuestra comunidad universitaria.

Sueñen y se quedarán cortos.

Antonio Abruña
Rector