Martín Palma Lama es el último de diez hermanos. Es docente de Ingeniería. Así, por ejemplo, en el 2016 enseñó Cálculo introductorio a los cachimbos de esta Facultad y a los de Arquitectura. Este año, dictará Gestión de operaciones y Productividad operativa a los estudiantes de Ingeniería de la Escuela Naval y a los de Ingeniería Industrial y de Sistemas.

En el aula, pasa muchos de los mejores momentos de su vida, y cuando sus estudiantes aprueban o terminan la carrera  siente  sus triunfos como propios: “creo que soy un poco sentimental en esto”.

Trabaja desde hace casi 30 años en la Universidad, su alma mater. Ha ocupado diversos cargos directivos en la Facultad, llegando a ser vicedecano académico; director de los programas de Ingeniería, del programa y el departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas y del departamento de Ciencias Básicas. En una época de su vida fue también Director Regional de Educación en Piura.

Ahora, Martín está donde quiere estar y comparte el reto de “mantener ese ambiente sincero, transparente, de confianza que siempre caracterizó a la UDEP”. Sus alumnos saben que pueden buscarlo sin miedo: escucha y sabe aconsejar.

 

Martín Palma es grande (2)

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Algunos creen que es pragmático, pero no siempre lo es: analiza todo para encontrar los cómos y porqués, antes de decidir. “Busco una respuesta apropiada, no necesariamente la óptima…”.  Aunque casi nadie lo sabe, le entusiasma mucho hacer y arreglar cosas. Él (solo) hizo dos techos de su casa: “desde el diseño inicial; y también la casa del perro…”. Arregla todo, menos los sistemas de agua… “en eso no meto”.

Es el ‘Benjamín’ de la familia. “Es muy bueno ser el último; lo más rico son las anécdotas, las largas conversaciones, el siempre estar entre ‘grandes’, eso estimula mucho la argumentación, la creatividad”.

¿Qué lo conmueve más? “No poder hacer nada cuando pese a la entrega total de un alumno, este no consigue lo que anhela; o recibir a papás que se sienten decepcionados o frustrados y, en algunos casos, francamente engañados por un hijo, y no poder ayudarlos”.

Su mayor reto es su familia, su esposa Sandra y sus hijos Luciana y Joaquín. “Son mi razón de ser…. Nadie te enseña a ser esposo o papá, se aprende en el camino; se cometen muchos errores, pero es cuestión de remar juntos y confiar…”.

Su lucha constante es mantener en equilibrio su temperamento. Así que, si en alguna ocasión quieres ayudarlo, ponle la versión original de Somewhere over the rainbow: “esa canción me hace dejar todo y poner la mente en blanco, para escucharla”.

Como todos, el Ing. Palma, el elegante maestro de ceremonias importantes de la UDEP, tiene sus sueños e ideales y quiere “que cambie la actitud violenta de la mayoría de la gente, poner sonrisas en esas caras; paciencia en esas colas; educación en las atenciones, eso ayudaría a que haya menos tensión y hagamos mejor las cosas”. ¡Tiene razón!