El tiempo pasa rápido y, después de tanto esfuerzo, los resultados y los finales felices llegan; pero, la verdadera satisfacción estuvo en el proceso más que en la meta.

Recuerdo mi primer ciclo en la UDEP. Con nervios y emoción esperaba hacer muchos amigos y aprobar todos mis cursos. Estaba lleno de energías, con muchas ganas de aprender y aprovechar cada oportunidad.

Es importante mantener esa actitud de cachimbo durante toda la carrera. No dejemos de soñar, de asumir retos y enfrentar cada ciclo con optimismo, queriendo ser parte de algo más grande que nosotros mismos: la facultad y la universidad. Aunque pase el tiempo, y las amanecidas queden tatuadas en nuestros ojos, la pasión del cachimbo siempre debe permanecer en nuestro corazón. La época universitaria se pasa en un instante, por eso hay que vivirla al máximo y divertirse en el proceso. Todo valdrá la pena si los amigos y profesores dejaron su huella en nosotros.

Estudiar es fundamental; pero, el trasfondo más bonito de estar en la UDEP está en los detalles, que solo los vive quien supo ser cachimbo de principio a fin.