En su escritorio guarda, como un tesoro, los programas de las XXIII ediciones del Coloquio de Estudiantes de Historia que ha promovido desde 1997, a través de la Especialidad de Historia. Las investigaciones realizadas son un aporte a Piura y al Perú.

El nombre del profesor Jorge Rosales es reconocido por los alumnos de ayer y de hoy. Su voz pausada y su tono emotivo, al hablar de los momentos históricos, lo caracterizan en las aulas, donde destaca que es necesario distinguir al Perú que hace la historia, del Perú que se hace en la historia.

En este tiempo, ha visto la transformación de la Universidad, en estructura, planes de estudio y elemento humano que llega a estudiar. Hay que comprender a los nuevos alumnos, dice. Recuerda unas palabras del precursor Manuel Lorenzo de Vidaurre a Fernando VII, en 1817: ‘Los hombres y los tiempos cambian’, “porque España pensaba que el indio conquistado era el hombre que buscaba su independencia y quería gobernarlo igual. Los profesores debemos entender que los alumnos que hoy recibimos no son los de las décadas pasadas; debemos mantener la exigencia buscando cómo explicar lo mismo a un público distinto, en una época diferente”, expresa.

La esencia no cambia

Por eso, mantiene la esencia del curso. “Siempre les digo a mis alumnos, desde el espíritu fundacional de la UDEP: primero eres hombre, luego peruano y finalmente profesional”. Tampoco dejan de ser lecturas necesarias Paisajes peruanos, de José de la Riva Agüero y Osma, y El peruano frente a la historia del Perú, de César Pacheco Vélez. El primero enseña que, para confirmar el cariño natural por su patria, el hombre debe conocerla bien; el segundo analiza la actitud frente a patria, nación y estado.

Decisión acertada

El Derecho y la Historia son sus profesiones por vocación. Las estudió en la Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP). Allá postuló en 1958, luego de terminar la Secundaria en el colegio San Miguel de Piura.

Era docente de la PUCP y gerente de una cooperativa cuando, en 1980, el doctor José Navarro Pascual le propuso ser profesor visitante. Después de una década dictando Historia Peruana una vez al mes, el doctor Antonio Mabres le planteó que viviera en Piura con su familia. La vida en Lima era difícil por el terrorismo; su hijo cumpliría 3 años. Los argumentos fueron suficientes. “Y aquí estamos, contentos”, enfatiza.

Colaboró con la formación de la carrera de Derecho. Aparte de sus clases, se centró más en el proyecto de la Especialidad de Historia, sugerido por don Vicente Rodríguez años antes. Su gestión permitió contar con historiadores de prestigio como Juan Carlos Crespo, Pedro Rodríguez, José Antonio del Busto, además de don José Agustín de la Puente que ya tenía contacto con la Universidad.

De esta especialidad, que ahora cumple 25 años, habla con cariño. “Una de las metas que tiene un profesor es que sus alumnos lo superen. Tengo la satisfacción de saber que varios de ellos son mucho mejores que yo”, dice. Menciona a Elizabeth Hernández, Ruth Rosas, Julissa Gutiérrez, Laura Albornoz, Pável Elías y a Cristina Vargas, docentes que como él imparten el curso de Historia. “No enumero más porque puedo olvidarme de alguien”, comenta.

“Para mí es un maestro y guía, siempre disponible para ayudarte, formarte. El curso Historia del Derecho fue importante en la elección de mi vocación histórica”, comenta Pável Elías, compañero de oficina hoy; su alumno, hace 28 años.

 

El futuro y el hoy

Sobre lo que le espera a la UDEP, el profesor Rosales tiene un mensaje claro: “Los proyectos que hacemos los logramos desde cada presente, sin olvidar que este es fruto del pasado. El presente es el puente entre el pasado y el porvenir, gesta las posibilidades que en los próximos 50 años nos llevarán al centenario”.