Valores, vocación de servicio y aprendizaje continuo
Desde su graduación en 1997, la carrera de Roberto Burneo Bermejo no ha dejado de crecer. Tras muchos años en la Administración Pública y en el sector privado, es, actualmente, juez supremo titular de la Corte Suprema del Poder Judicial del Perú.
Roberto, quien preside la Quinta Sala Permanente de Derecho Constitucional y Social Transitoria, narra que, en 1999, con dos colegas fundaron el Estudio Alva, Burneo & Ramírez. “Fue el primero de su tipo en Piura y, para hacernos conocidos, decidimos posicionarnos como una empresa de abogados.
En ese tiempo, en Piura, no había estudios propiamente dichos, sino que un solo abogado se presentaba como una firma. Luego, surgieron muchos más como nosotros”.
Por trabajo, migró a Tumbes; luego, a Lima. El jurista siguió progresando. Ha sido funcionario y consultor legal en diversas entidades públicas, como los ministerios de Economía y Finanzas y el de Transportes y Comunicaciones; la Sunafil, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) y otros.
Roberto entiende su trabajo, fundamentalmente, como un servicio al país. Por esto, quiere continuar escalando en la profesión de magistrado. “Me gustaría asumir otros cargos, ser parte de la Academia Nacional de la Magistratura, presidirla… O, ¿quién sabe?, presidir el Poder Judicial en algún momento. No sería el primer piurano, pero sí el primero de la Universidad de Piura”.
Actualmente, cursa su doctorado en la Universidad de La Coruña; y, a pesar de su exitosa carrera y constante actualización profesional, considera que el aspecto trascendental de la vida es el más importante.
“Trabajar muy duro por el desarrollo de mis hijos, para que sean felices, para que siempre aspiren a más… Y, con mi esposa, llegar juntos a viejitos”.
“Sacarle el jugo” a la vida universitaria
Para Roberto Burneo, la vida universitaria siempre fue mucho más que el estudio riguroso. La universidad no solo le brindó una educación que atesora y una formación cristiana que conserva, sino la oportunidad de desarrollar muchísimas capacidades y hacer amigos.
“La universidad fue una época fantástica para mí”. Roberto recuerda los paseos a la playa con profesores y amigos, las sesiones de estudio intenso para los exámenes, las competencias deportivas…
Participó siempre en las actividades deportivas y culturales que la UDEP ofrecía. “Fui parte del grupo de teatro, con el que hicimos la obra ‘La farsa de Maese Pathelin’, financiada por el Banco de Lima. Tuvimos la oportunidad de presentarla en Piura, Trujillo y Lima. Yo fui uno de los protagonistas”.
Eso sí, las Olimpiadas Ramón Mugica guardan un lugar especial en su memoria. En una facultad con pocos alumnos, campeonar en las olimpiadas exigía el esfuerzo de todos. “Junto con otros compañeros, participé de una carrera alrededor del campus. Estuve en el podio y el puntaje sirvió para que fuéramos campeones ese año”, recuerda satisfecho.