Premio Esteban Campodónico

2018 | Asociación de Ayuda al Niño Quemado – ANIQUEM

2018 | Asociación de Ayuda al Niño Quemado – ANIQUEM

Discursos

Discurso de presentación de la señora Cecilia Saldaña Api, directora del Voluntariado Manos Abiertas – Trujillo al Premio Campodónico 2018.

RELACIÓN CON ANIQUEM, ¿CÓMO LOS CONOCIMOS?

Conocimos de la existencia de ANIQUEM en el año 2007, fecha en que decidimos constituirnos en una asociación formal. Supimos de la ONG a través de una publicidad, llamamos y solicitamos una cita, pues necesitábamos asesoría para poder sostener nuestro voluntariado.

La Dra. Mary Malca, en ese entonces vicepresidenta de ANIQUEM, tuvo la gentileza de darle la cita a la Sra. Patricia Ortiz-Arrieta Cano, fundadora y en ese entonces presidenta de nuestro voluntariado, estaban en el local frente al Hospital del Niño cuando le hizo un recorrido y explicación de la ONG.

Desde entonces no hemos dejado de tener comunicación con ANIQUEM:

Hicimos una capacitación hace muchos años, relacionada a medicinas y tratamientos.

Tuvimos un niño con graves quemaduras que trasladamos en avión a Lima, fue recibido por los bomberos e ingresado al Hospital del Niño, luego ANIQUEM toma el caso y lo ayuda.

En otras oportunidades también llegaron al Hospital Belén y atendieron a una de nuestras pacientes.

Hemos atendido juntos a un paciente que se quemó las manos, ANIQUEM lo recibió y Manos Abiertas aportó dinero para su operación.

También atendimos en conjunto el caso de unos hermanitos que se quemaron con fuegos artificiales en la feria de su pueblo.

El caso de Lourdes y Gladelyn fue el más fuerte y difícil, dos hermanas consideradas grandes quemadas que llegaron a Trujillo desde Huamachuco. Nuestro voluntariado las ayudó durante su larga estadía en el Hospital Belén, sin embargo, su rehabilitación requería de mucha especialización, por lo que fueron atendidas en ANIQUEM.

Este año 2018, hemos acudido a ANIQUEM y fuimos atendidas por la Licenciada Carmen quien guio a nuestro paciente Carlos Rubio (un joven Universitario que sufrió graves quemaduras en el rostro, brazos y pecho). Carlos, siempre apoyado por ANIQUEM y Manos Abiertas ha podido continuar con sus tratamientos, y con su rehabilitación física y psicológica.

VALORES Y MÉRITOS DE ANIQUEM

Podríamos nombrar muchos valores y méritos de ANIQUEM, sin embargo, lo resumiré en un punto y este es: EL TENER UN GRAN CORAZÓN

Un gran corazón que les permite dar amor y ayuda a niños, niñas y adolescentes con severas secuelas de quemaduras que por tener escasos recursos económicos les impide afrontar el largo tratamiento.

Un gran corazón y la vocación que les permite ayudar a los padres que son un pilar importantísimo en el proceso de rehabilitación de sus hijos, que no sólo es físico sino también psicológico.

Un gran corazón que los anima a desarrollar una cultura de prevención frente a las lesiones por quemaduras.

Un gran corazón que finalmente contribuye a la rehabilitación integral del niño/ niña y adolescente hasta su reinserción a la sociedad.

¿POR QUÉ DECIDIMOS PROPONERLOS?

Decidimos proponerlos porque conocemos muy de cerca el largo tratamiento al que deben someterse algunos de los pacientes a quienes Manos Abiertas contribuye a salvar, pero que, por la complejidad de la rehabilitación, no puede continuar atendiendo.

ANIQUEM es la ONG que asegura el posterior cuidado y reinserción de nuestros pacientes con quemaduras complejas a la sociedad.

Ojalá algún día todos los pacientes que llegan a Manos Abiertas puedan continuar con el tratamiento efectivo que realiza ANIQUEM, que es largo y costoso.

Muchas gracias.

Discurso de agradecimiento del Doctor Raúl Rodríguez Vilca, presidente de Anquen

Buenas noches estimados amigas y amigos,

Es para ANIQUEM, la Asociación de Ayuda al Niño Quemado y para mí, un gran honor estar con ustedes esta noche.

Allá a fines de los noventa, yo venía trabajando hace 9 años con niños con quemaduras. Las cuales consisten en el daño a la piel, por acción del calor. Es muy importante devolverles la cubierta cutánea que se ha perdido a causa del accidente tan pronto como sea posible para evitar complicaciones, tales como infecciones de las heridas y compromiso de otros órganos. Condiciones que una vez superadas por los pacientes, al cabo de 30 o 60 días, estos pequeños eran dados de alta en el hospital para que posteriormente reciban tratamiento ambulatorio. Es en esta etapa, cuándo el paciente ya está en su casa, que comienza el crecimiento exagerado de las cicatrices y de las zonas debajo de los auto injertos de piel. Entonces podía ver, como se deformaban las áreas que habían sufrido quemaduras de II grado profundo y III grado.

Este crecimiento sin una adecuada terapia de rehabilitación se deforma y puede afectar también la funcionalidad de los miembros afectados, por ejemplo: cicatrices en el rostro, que tiene una función social de relación con otros, o en las manos con sus múltiples funciones de alto valor para las actividades de la vida diaria, se veían disminuidas por las secuelas que comenzaban a deformarse, a crecer y engrosarse. Además, el paciente sufría el prurito intenso. Algo que también noté era que el cambio de imagen hacía que los pacientes se aíslen. Al regresar los pacientes al hospital, era necesario que ingresen otra vez a cirugía y luego de 3 meses se repetía el proceso. Esto generaba un impacto físico, psicológico y también económico que frenaba las actividades habituales del niño y su familia.

Fue en ese momento donde nos dimos cuenta de que la respuesta no era únicamente quirúrgica, era algo más complejo, teníamos que ampliar y mejorar el tratamiento.

Este debía ser accesible para los niños quemados, quienes en un gran porcentaje son menores de 5 años, viven en zonas periféricas con escasos servicios básicos, son pobres en su mayoría y además pertenecen a familias disfuncionales. Por lo que descubrimos que lo que faltaba era la rehabilitación adecuada.

Es así que movidos por profundas creencias en la necesidad de ayudar, de la generosidad, de contribuir a mejorar la salud de nuestros semejantes, conversando con mi esposa y amigos, quienes se involucraron al ver las fotos de las heridas y cicatrices de los pacientes, que yo llevaba a casa, decidimos crear una asociación que brinde la rehabilitación integral a los niños sobrevivientes de quemaduras, la cual provea el servicio de manera gratuita, accesible y completa, es decir abarque la parte física y psicológica, la cual consiste en: tratamiento prescrito por el médico rehabilitador, sesiones de terapia física, terapia ocupacional, confección de las prendas de lycra, ortesis o férulas, el apoyo social que es fundamental para el logro de los objetivos, el apoyo psicológico para la recuperación emocional y el largo proceso de adaptación a la nueva imagen corporal con la finalidad que en el menor tiempo posible se logre la reinserción del niño a sus actividades habituales previas al accidente. Este proceso dura en promedio de 2 a 4 años.

Desde el año 2002 y con la ayuda de la empresa Shell Internacional a través del Ing. Murray Jones, quienes por tres años nos financiaron el alquiler de un departamento y los gastos del personal básico, permitió abrir el centro de rehabilitación. Luego de ese período nosotros hemos continuado con la sostenibilidad y desarrollo de la organización, lo cual nos permite cumplir este año el 19 aniversario de funcionamiento y a la fecha estamos en crecimiento. También contamos con un taller de prendas de lycra en la ciudad de Cusco, y pronto extenderemos nuestra ayuda al norte, la ciudad de Chiclayo. Todo esto no hubiera sido posible sin el valioso apoyo de las personas y empresas colaboradoras, quienes han permitido que ANIQUEM, organización no gubernamental, siga trabajando y de esta manera pueda hacer llegar a los pacientes la ayuda que se genera en la voluntad de los donantes.

El valioso apoyo que hoy hemos recibido nos permitirá seguir con nuestra labor de brindar rehabilitación a cientos de niños, niñas y adolescentes sobrevivientes de quemaduras, haciendo que se integren de forma activa y participativa en la sociedad disminuyendo las enormes brechas que provoca la diferencia por las profundas huellas en su cuerpo y alma.

Del mismo modo a cómo el Dr. Esteban Campodónico Figallo, un excelente médico cuya familia vino de Italia, habiéndose el formado en la Universidad de Lima, en ese entonces, hoy San Fernando, al comienzo de 1900, hizo una muy buena labor como profesional en el área de Oftalmología y Radiología. Al tener que partir dejó su voluntad a través de este gran Premio que nos alienta tanto a las instituciones como a las personas a seguir realizando este tipo de labor, fomentando la ayuda a la comunidad.

¡Que excelente manera de continuar en el mundo al ya no estar físicamente con nosotros! Este y todos los años él estará presente porque ha logrado evidenciar valores principales comunes en todos, tales como la solidaridad, la fraternidad, la justicia social y, lo más importante, el amor por nuestro semejante.

Compartimos con el Dr. Campodónico, quién desde el cielo debe estar observando la alegría de dar y de ser generoso, el hacerlo nos brinda bienestar y felicidad porque estamos haciendo el bien, nuestras acciones mejoran la vida de otras personas y eso nos llena de dicha. Jesús dijo “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y efectivamente, esto hace que la vida tenga más sentido y hacemos entre todos un poquito mejor nuestro paso por este mundo.

El Premio que hoy recibimos servirá para fortalecer nuestras capacidades de atención, trabajaremos más en prevención de lesiones por quemaduras y ejecutaremos el plan para que la rehabilitación integral que ANIQUEM brinda llegue a más pacientes del interior del país.

Según la Biblia, “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”

Quiero agradecer profundamente a la Universidad de Piura, a la Fundación Clover de Nueva York y al jurado por concedernos este premio, que nos compromete a seguir, continuaremos en la misión de prevenir las lesiones y también recuperar el máximo posible a los sobrevivientes de quemaduras, y en eso estoy seguro que estaremos juntos con ustedes.

Muchísimas gracias.

Discurso de Cierre del vicepresidente de la Fundación Clover, doctor Robert Moniot

Muy estimado Padre Ángel Gómez-Hortigela Amillo, Vice Gran Canciller de la Universidad de Piura; doctor Sergio Balarezo, en representación del Rector de la Universidad de Piura, estimadas autoridades (…), Dr. Víctor Rodríguez Vilca, presidente de Aniquem, Dra. Mary Malca Villa, fundadora de Aniquem, y otros estimados representantes de Aniquem, ganadora del Premio Esteban Campodónico, señoras y señores.

Estamos ahora en la parte final de la ceremonia de entrega del Premio Esteban Campodónico por servicios a la sociedad peruana, edición 2018.

A lo largo de los 24 años desde su primera entrega, el fondo del Premio Esteban Campodónico ha honrado y apoyado a 29 personas y 16 (ahora 17) instituciones, por su actividad profesional destacada o sus servicios directos a la sociedad peruana y a la humanidad. Algunos de los galardonados han pasado a su último premio en la presencia del Señor, pero muchos continúan trabajando en servicio a la sociedad. Todos estamos en deuda con ellos. El premio es poco en comparación con la buena labor que han realizado durante sus vidas de servicio.

Este año el receptor del Premio Esteban Campodónico es Aniquem, una asociación que ha servido a la sociedad peruana a lo largo de 19 años, aportando terapia y rehabilitación a más de 4600 personas, especialmente niños de familias de escasos recursos económicos. También trabajan para la prevención de quemaduras a través de charlas y talleres dirigidos a grupos vulnerables. El personal de Aniquem y los voluntarios que les ayudan han hecho un gran servicio al Perú y a la humanidad. Hoy los honramos por lo que han hecho. Sin embargo, más importante que el honor que el Fondo Campodónico da a Aniquem, es el honor que Aniquem ha dado al Perú, con su ejemplo de entrega y servicio a los más necesitados, que son los más queridos por el Señor. Empapan su labor con los valores de respeto, solidaridad, transparencia, responsabilidad, compromiso, y excelencia, y la llevan a cabo con cariño, comprensión, y consuelo a cada paciente.

Se puede decir que el Doctor Esteban Campodónico mismo merecería ser galardonado con el premio que lleva su nombre. Tuvo una actividad profesional destacada, como oftalmólogo y catedrático en la Universidad Mayor de San Marcos, y director del Hospital Italiano. Fue pionero en el uso de rayos X en medicina en el Perú. También realizó servicios directos a la sociedad, dirigiendo el dispensario oftalmológico gratuito del hospital, y recibió una medalla por su actividad filantrópica. Él murió en 1938 y legó un monto económico que apoyó a su viuda hasta su muerte en 1984. Varios años después de la muerte de ella, el fondo se puso bajo la administración de la Fundación Clover y la Universidad de Piura. El programa de premiación empezó en 1995, y celebramos hoy la vigésima cuarta edición.

Como dije, después de recibir sus premios, los ganadores continúan promoviendo sus actividades y progresando en sus carreras profesionales. Por mencionar dos de ellos, la Dra. Adriana Rebaza Flores, ganadora del premio en 2013, recibió la medalla de honor del Ministerio de Salud del Perú el diciembre pasado <<por su sobresaliente trayectoria científica y profesional dedicada a la rehabilitación integral y bienestar de la población con discapacidad;>> y la Asociación Cultural Ángeles D1, ganadora en 2012, continúa su misión de transformación social y promoción cultural entre los jóvenes de zonas desfavorecidas de Lima y provincias.

Como representante de la Fundación Clover, que ha colaborado con la Universidad de Piura en la administración del programa, felicito al personal de Aniquem, y agradezco a todas las personas que han ayudado para hacer exitoso este premio. Declaro cerrada la edición 2018 del Premio Esteban Campodónico, y abro la edición 2019, que será una edición especial porque estaremos celebrando el vigésimo quinto aniversario del premio.

Muchas gracias.

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