Los valores de se
Por Eliana Gonzales, publicado el 28 de agosto de 2017La partícula se es, probablemente, una de las piezas más complejas de nuestro sistema gramatical por el gran número de valores que encierra; así, notamos que no tiene el mismo sentido en los siguientes enunciados: No sé cuándo regresaré; Sé honesto; Se puso el abrigo y salió; Se lo entregó esta mañana; Se sintió el temblor; No se lo trató bien.
La primera división que podemos establecer es que sé (con tilde) corresponde tanto al imperativo del verbo ser (sé bueno, sé justo, sé discreto, sé honesto) como a la primera persona del presente del modo indicativo del verbo saber (No sé lo que digo; Ya sé qué me dirá; No sé cuándo regresaré); en cambio, se (sin tilde) es pronombre personal, pero con más de un valor como veremos a continuación:
Como pronombre dativo, es decir, cuando el pronombre se cumple la función de objeto indirecto: Carlos prestó el libro al niño = Carlos se lo prestó. Mi tía trajo chocolates a mis hermanos = Mi tía se los trajo. En estos casos, se actúa como variante de los pronombres le y les cuando el objeto directo aparece pronominalizado: Carlos le prestó el libro (= Carlos se lo prestó), Mi tía les trajo chocolates (= Mi tía se los trajo).
Como pronombre reflexivo de la tercera persona. En este caso encontramos dos posibilidades. Una posibilidad directa, cuando la acción recae en el sujeto directamente y se funciona como objeto directo: Esteban se lava, en donde el sujeto Esteban ejecuta la acción y a la vez se beneficia de ella. La otra posibilidad es más bien indirecta, cuando la acción no recae directamente sobre el sujeto, y el pronombre se funciona como objeto indirecto: Esteban se lava las manos; en donde la acción de lavar recae directamente sobre las manos.
Como pronombre recíproco, es decir, cuando encontramos que dos o más personas se benefician mutuamente con la acción verbal. Como en el caso anterior, también aquí encontramos dos posibilidades. La directa, llamada así porque la acción recae directamente en el sujeto y el pronombre se funciona como objeto directo como en Pedro y Rosa se escriben; en donde se entiende que Pedro escribe a Rosa y Rosa, a Pedro. En cambio, en la posibilidad indirecta la acción verbal no recae directamente sobre el sujeto, sino en el objeto directo que aparece explícitamente en la oración y el pronombre se actúa como objeto indirecto como en Pedro y Rosa se escriben apasionadas cartas de amor. Aquí observamos que la acción de escribir recae en el objeto directo (apasionadas cartas de amor).
Se como partícula en oraciones pasivas reflejas, en donde el sujeto recibe o padece la acción verbal, pero no tiene una forma de oración pasiva porque el verbo se construye en voz activa: Se sacan fotocopias, Se alquilan cuartos, Se cometieron varios atentados. En estas oraciones, el sujeto plural (fotocopias, cuartos y varios atentados) tiene que concordar con el verbo en plural y el pronombre se carece de función, pues solo aparece como acompañante de la forma activa del verbo.
Como partícula en oraciones impersonales, llamadas así porque, a diferencia de las anteriores, estas no tienen sujeto: Se busca al ladrón, Se busca a los ladrones. En ambas oraciones, los sintagmas nominales (al ladrón y a los ladrones) son objetos directos. Precisamos que, se diferencian de las pasivas reflejas porque el verbo permanece siempre en tercera persona del singular: Se recibió al alcalde; Se recibió a los alcaldes. Además, esta forma en muchos casos favorece su uso en situaciones en las que intencionadamente se quiere destacar la impersonalidad de lo contado o narrado: A los ladrones se los ha visto por la calle; Se ve a los niños en el patio de la escuela.
Se como modificador léxico, es decir, modifica el significado del verbo: quedar / quedarse, acordar / acordarse. Así, por ejemplo, tenemos: Quedar contigo (con el significado de ‘tener una cita’); Quedarse contigo (con el significado de ‘posesión’); Acordar la paz (con el significado de ‘acuerdo, arreglo’) y Acordarse de la paz (con el significado de ‘recuerdo’).
Se obligatorio con algunos verbos, llamados por esta razón verbos pronominales: quejarse, arrepentirse, marcharse, dormirse, arrodillarse, etc. En este caso, el verbo y el pronombre forman una unidad indisociable que aparece en las conjugaciones: se queja, se arrepiente, se marcha, se duerme, se arrodilla, etc.
Finalmente, identificamos un se expresivo, conocido como dativo ético: Este muchacho se bebió cinco litros de cerveza. Observamos que se tiene un uso superfluo y puede omitirse sin alterar para nada el sentido de la expresión: Este muchacho bebió cinco litros de cerveza. Suele contener una gran carga emotiva y, por ello, se utiliza en registros coloquiales o informales.
Eliana Gonzales C.