Yo soy yo, tú eres tú

Por , publicado el 16 de octubre de 2017

Yo soy yo.

Tú eres tú.

Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas;

tú no estás en este mundo para cumplir las mías.

Tú eres tú.

Yo soy yo.

Así comienza la famosa oración de la Gestalt escrita por el neuropsiquiatra y psicoanalista Friedrich Salomon Perls, más conocido como Fritz Perls. No buscamos analizar esta corriente de la psicología moderna, sino detenernos en esas dos construcciones atributivas: Yo soy yo // Tú eres tú.

El acto de comunicar encierra, ente otros muchos fines, el de informar. Para llevarlo a cabo se encadena progresivamente la información conocida, llamada temaque sirve de soporte— con la información nueva, el rema. La informatividad del mensaje puede variar de acuerdo con la primicia del rema: cuanto más novedoso, más informativo para el receptor. Por esta razón, callamos lo que suponemos que el oyente ya sabe. Sin embargo, en las estructuras Yo soy yo, tú eres tú, ¿cuál es el grado de informatividad que aporta el atributo?

Estas expresiones y otras como Un hijo es un hijo; Una advertencia es una advertencia; Algo es algo forman parte de una clase de imperfección lógica de la lengua llamada tautología. Esta se caracteriza porque el predicado —en este caso el verbo copulativo ser más el atributo nominal— dice lo mismo que el sujeto. En su obra De pragmática y semántica (2002, 220), Salvador Gutiérrez Ordoñez señala: «Las tautologías clásicas adoptan la forma de una estructura atributiva en la que el llamado predicado nominal es idéntico en forma y significado al sujeto».

En La corte de los milagros, Ramón del Valle-Inclán escribe: «¡Con todos sus defectos la patria es la patria, y tenemos el deber de amarla!». Aparentemente, el grado de informatividad de lo subrayado es nulo pues el rema expresa lo que ya ha sido dicho en el tema y, por ende, no informa nada. No obstante, como receptores sabemos que no rechazamos este tipo de construcciones sino que cooperamos con nuestro emisor buscando su correcta interpretación.

La riqueza de estos mensajes no radica en el significado lingüístico sino en el caudal expresivo. Por eso, aunque literalmente estos enunciados son repetitivos, el contexto y las inferencias del receptor los dotan de sentido pleno. Se coopera con el emisor buscando qué trata de comunicar más allá de las palabras. Esto demuestra, una vez más, cuán rica y compleja es la comunicación humana.

La oración Un amigo es un amigo puede estar cargada de diversas intenciones y contar con muchos sentidos de acuerdo con el contexto. Por ejemplo, en el siguiente caso la tautología sirve para remarcar que la amistad está por encima del dinero: «¿Quién te has creído que soy yo? ¡Reclamarme dinero a mí! ¡Como si el dinero fuese lo primordial de nuestra amistad! ¡De la amistad! ¡Un amigo es un amigo o no es nada, y, si es amigo, el dinero no es nada, no vale la pena mencionarlo!» (Max Aub, La gallina ciega, 1971, 298).

La elaboración y comprensión del mensaje va más allá del mero significado lingüístico. Por eso, cuando escuche a algún futbolista diciendo: La U es la U, no piense que carece de elocuencia; al contrario, puede estar buscando que usted, como receptor cooperante, reconstruya el mensaje con nuevos sentidos.

Bertha Guzmán Velasco

Referencia de la imagen: https://www.slideshare.net/jhoaqp12/autoestima-40896148/3

Un comentario

  • Anónimo dice:

    Muy complica’o. ¿Tendrá 100, o 10 comentarios, de peso similar al de “el agua o la agua”, por ejemplo?

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