A propósito de la violencia de género
Por Lady Olivares, publicado el 21 de enero de 2019En los últimos años, la mujer ha ido adquiriendo mayor presencia en el mundo realizando actividades que antes estaban exclusivamente reservadas a hombres, de allí que el llamado “empoderamiento femenino” haya traído consigo la aceptación de términos que hasta antes solo era posible mencionar correctamente en masculino (género regente del español). Así, entre las novedades que trajo la Nueva gramática de la lengua española (2009) estaba la inclusión de palabras como médica, mandataria, presidenta, clienta, jueza, fiscala, etc. Todos ellos términos que eran muy usados por los hablantes desde hacía mucho tiempo por lo que el criterio de uso los respaldaba abiertamente.
Relacionado con el sexo femenino y de carácter lamentable es también el incremento de actos de violencia contra la mujer que llenan los diarios y noticieros de cada día. Es común encontrar noticias en las que se lee: Machismo: el problema social detrás de la violencia de género (RPP, 16.1.19); El número de feminicidios en lo que va del 2019 sugiere que aún estamos muy lejos de una solución a la violencia de género (El Comercio, 16.1.19); Procede la acumulación de casos de violencia de género (El Peruano, 6.6.19).
La expresión violencia de género, traducción del inglés gender-based violence o gender violence, se extendió después del Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín en 1995 y se acrecentó cuando el Gobierno de España presentó, en el 2004, un Proyecto de Ley integral contra la violencia de género. Desde entonces, su uso ha causado una gran controversia que ha enfrentado académicos con feministas, principalmente.
En violencia de género el término género es utilizado para remarcar la desigualdad entre hombres y mujeres, apuntando a esa relación de poder y subordinación basada en el “rol” (que es el ámbito de referencia del concepto antropológico “género”) que el machismo atribuye al hombre y a la mujer. Por eso habría violencia de género cuando un hombre agrede a su esposa, amante, enamorada, pretendida o similar causando daño físico, sexual o psicológico sea en el ámbito público o en la vida personal o familiar.
Al respecto y en respuesta al proyecto de ley español, la Academia presentó en mayo del 2004 un informe sobre la polémica expresión, donde explica que la principal razón para descartar la locución violencia de género, además de tratarse de una traducción, es considerar género como sinónimo de sexo, lo cual es un error porque género se relaciona con lo gramatical y sexo con lo biológico. A cambio, la Academia sugiere como adecuada la expresión violencia doméstica que no solo se refiere al maltrato contra las mujeres sino a los actos violentos ocurridos en el hogar en su conjunto, por eso añade que en los casos de violencia contra la mujer ejercida por parte del novio o compañero sentimental con el que no conviva, podría añadirse “por razón de sexo” (Violencia doméstica o por razón de sexo).
Han pasado casi 15 años desde la emisión del informe y lo cierto es que esta expresión ha ido ganando prestigio internacional en detrimento de otras como violencia sexista, violencia machista o la sugerida violencia doméstica; la primera, posiblemente, por la connotación sexual del término sexista, la segunda por su carácter incisivo y la tercera por su poca especificidad.
No obstante, la posición de la Academia permanece invariable pese a que en el 2014 aceptó la entrada de un término estrechamente relacionado con el concepto de la violencia de género, feminicidio (femicidio), con el significado de ‘asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia’ (DLE, 2014).
Lo cierto es que el papel de la mujer sigue creciendo y, penosamente, también la violencia contra ella. Así que, más allá de aceptar o no el sintagma de género, lo ideal sería que los titulares que denuncian este tipo de actos fueran disminuyendo día a día.
Lady Noelia Olivares Mauricio
Hace un tiempo, bien antes de la “la violencia de género”, leí un artículo que hablada de los orígenes del llamado “sexo débil”, la nota pudo haber sido del polígrafo Sofocleto.
El artículo decía que:
“… en el comienzo de la humanidad la sociedad era un matriarcado en que los varones se dedicaban a la caza y a las duras labores; eran solo “provedores”. El gobierno, la administración, el manejo de la casa y de la comunidad era algo privativo de las mujeres.
Hasta que un día, se dieron cuenta de la pesada carga que llevaban y, sin librarlos de sus “duras labores”, en adición a lo que hacían les “soplaron la pluma” a los varones con todo el manejo ya la administración
Es así que los varones, muy orondos y satisfechos “por sus logros”, comenzaron a manejar el mundo. Ellas se disfrazaron de débiles creando la sensación del “sexo débil” ….”
Hoy, ¿no querrán volver por sus fueros?.
Una duda: ¿Han incluido ya el término albañila?
Estimada Luzy:
Albañil es un sustantivo común en cuanto al género; es decir que marca el género con el uso de artículos y determinantes: el albañil, la albañil: Irene, una albañil que trabaja en la construcción de viviendas en lotes, se quejó por los bajo sueldos de los trabajadores.
Saludos cordiales,
Castellano Actual