¡Oe!, ¿qué sabes sobre el argot?

Por , publicado el 17 de julio de 2024

Se conoce como registro lingüístico a la variación que hacen los hablantes de acuerdo con las circunstancias, como la cotidiana, académica, profesional, etc. Sin embargo, los registros no tienen fronteras claras, ni como señala Manuel Seco (citado por López Serena, “El concepto de ‘español coloquial’: vacilación terminológica e indefinición del objeto de estudio”, 2007, p. 164), hay acuerdo entre los lingüistas al momento precisar los términos popular, coloquial o familiar y vulgar para referirse al lenguaje, debido a que entre todos ellos existen “amplias zonas de contacto”, y esto pasa “incluso con el [registro] de argot”.  

Por todo esto, intentaremos establecer algunas fronteras… 

En primer lugar, la lengua coloquial es un tipo de comunicación espontánea y que se lleva a cabo en situaciones relajadas en las que los hablantes no son conscientes de sus transgresiones de la norma, por lo que a veces se “deslizan” al lenguaje vulgar. Y este, al usarse por maldad, venganza, burla o provocación, resulta —casi siempre— contrario al decoro y a la educación (Santos, M. “La norma lingüística del español y los conceptos coloquial y vulgar en los diccionarios de uso”, 2002, p. 97).  

La lengua coloquial abarca el argot, que es la forma de hablar utilizada de determinados grupos. Existen tres distintos tipos de argot: el de grupo, en donde entran los profesionales, como los músicos; el de grupos sociales, como los delincuentes; y el común o urbano, el de los hablantes de las grandes ciudades.  

Según Sanmartín (Diccionario de argot, 1998, pp. 7-8), el argot común o urbano no depende de características como la profesión o la edad, sino que es un registro que surge entre quienes tienen una relación de cierta proximidad. Es decir, cualquier persona puede participar en una conversación empleando el argot común. Por el contrario, en los argots de grupo, la conversación es sobre situaciones especiales para las que se usan palabras y frases que son incomprensibles para quienes no formen parte del grupo.  

Para ilustrar lo presentado hasta ahora, veamos un caso concreto de argot común o urbano derivado de uno de tipo social. Para ello, recurrimos a la tesis “El lunfardo. Un argot bonaerense que elevó su nivel lingüístico. Orgullo e idiosincrasia argentina” (2014) de María Helena Sarabia.  

Esta autora investigó sobre el lunfardo para dar respuesta a la pregunta: ¿Es un argot? Encontró que el lunfardo nació en los barrios marginales de Buenos Aires y que fue utilizado por los criminales entre sí para excluir a todos aquellos que no pertenecían a su grupo, incluso dentro de la cárcel para no ser entendidos por sus custodios. Y concluye señalando lo siguiente: “(…) el lunfardo nació como argot en Buenos Aires, pero por haber sido el lenguaje utilizado en el tango y los sainetes logra atravesar fronteras. Deja de ser argot al elevar su nivel lingüístico y pasa a ser una característica más del español argentino, el lenguaje que ellos prefieren y escogen para entrar en confianza entre sí, el lenguaje que los une e identifica, orgullo cultura” (p. 31).  

Y, por nuestra parte, les decimos: ¡chau!, voz en lunfardo proveniente del italiano ciao, que significa tanto hola, como adiós, hasta pronto… pero usado en español solo cuando se despide una persona, y no cuando se la encuentra.  

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