La conjugación verbal tiene sus trucos
Por Inés Arteaga Campos, publicado el 15 de abril de 2013En artículos anteriores hemos tratado las variaciones formales que, en diferentes tiempos, presentan algunos verbos como haber, caber, tener, poner, etc. En esta ocasión nos centraremos en las irregularidades o variaciones formales que se dan en la raíz de otros verbos cuando son conjugados. Es el caso de apretar, derretir, dormir, pudrir, conducir y otros.
Para asegurar su uso correcto brindaremos una serie de pistas o trucos, no sin antes identificar la estructura interna del verbo. Como sabemos, este presenta una base léxica (raíz o lexema) y morfemas, como en apret– y -é, respectivamente. Al ser conjugado el verbo en distintos tiempos y personas gramaticales, muchas veces la raíz sufre cambios. Estas variaciones suelen responder a una serie de leyes fonéticas, que en nuestro caso se convertirán en la clave de los trucos que facilitaremos a continuación.
Si queremos conjugar verbos como apretar y acertar, la posición del acento en la raíz condicionará la irregularidad. Si la raíz de la forma verbal –que corresponde a un tiempo y a una persona gramatical determinados– es átona, esta se mantiene invariable. Así, de apretar: apretaba, apreté, apretaré, apretaría, apretara(se), apretare…; de acertar: acertaba, acerté, acertaría, acertara(se), acertare… En cambio, si la mayor fuerza de voz recae en la raíz misma, se da una irregularidad, una diptongación i/ie: aprieto (no *apreto), apriete, acierto, acierte… Esta herramienta la podemos aplicar a los verbos alentar, arrendar, cimentar, mentar, herrar, plegar, etc.
Los verbos pedir y derretir, sin embargo, nos exigen aplicar otras pistas. Si a la raíz del verbo conjugado le sigue una -i-, se mantendrá invariable, como en pedías, pediste (no *pidiste), pedirás, pedirías, derretías (no *derritías), derretiste (no *derritiste), derretirás, derretirías… Todo lo contrario ocurre si el elemento próximo a la raíz no es una -i- o si se trata del diptongo -ie- (también -io-); en ambos casos se dará una variación vocálica en el lexema (e/i). De pedir: pido, pides, pide, pidieron, pidas, pidieran…; de derretir: derrito, derrites, derritió (no *derretió), derritieran… Podemos contar con este truco para otros verbos como rendir, concebir, expedir, adherir, etc.
De forma similar podemos conjugar aquellos verbos con terminación en -orir y -ormir, como dormir y morir: dormí, dormimos (no *durmimos), durmió (*no dormió), durmiéramos; y morí (no *murí), morías, murieron… Vemos, pues, que en algunos tiempos y números gramaticales los verbos la raíz ha sufrido una variación de o/u.
Y en cuanto a los verbos aducir y conducir, se trata de palabras que al ser conjugadas en pretérito indefinido (o pretérito perfecto simple) sufren cambios consonánticos en la raíz c/j. Los pretéritos de estas formas, llamados pretéritos fuertes, se caracterizan por que la vocal del morfema o desinencia no es tónica como en sentí o vivió, sino átona. Por lo tanto, debemos decir aduje y conduje (no *aducí ni *conducí), y por extensión adujiste, adujo, adujimos (no *aducimos), adujeron y condujiste, condujo, condujimos (no *conducimos) y condujeron. En efecto, en estos casos, podremos distinguir el tiempo presente del pasado o pretérito, pues las formas aducimos y conducimos expresan que la acción está ocurriendo en el momento actual, mientras que adujimos y condujimos nos señalan una acción propia del pasado.
Sin duda, en nuestra lengua, la morfología del verbo presenta una riqueza tal, que son comprensibles las dudas respecto de su uso. No obstante, como hemos visto, siempre podemos contar con una serie de trucos para superarlas.
Inés Arteaga Campos
INÉS ARTEAGA CAMPOS
(1973-2009)
Trabajó en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura desde marzo de 1996 hasta diciembre del 2009. Licenciada en Educación por la Universidad de Piura, máster en Artes Liberales con mención en Pedagogía por la Universidad de Navarra (España) y doctoranda en el programa de doctorado en Lingüística y Filología Hispánica en la Universidad de La Coruña, (España).
Impartió cursos de capacitación y diplomados en comprensión lectora y gramática textual; y publicó algunos manuales de didáctica y gramática para el Sistema de Educación Semipresencial SEAD.
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