Es Navidad… a enguirnaldar nuestros corazones
Por Daniel Marcelo, publicado el 22 de diciembre de 2014Llegó el mes de diciembre. En las escuelas, en las casas, en las empresas, en los centros comerciales… todo empieza a llenarse de luz y color para recibir con algarabía la fiesta que conmueve corazones y desentraña los sentimientos más nobles de la gente.
Y, precisamente, para demostrar ese espíritu navideño, se emplean las tradicionales formas físicas y representativas como armar el pesebre, colocar las luces multicolores que intermitentemente brillan en las ventanas, armar el arbolito y enguirnaldar las paredes. ¿Enguirnaldar? Efectivamente, y aunque nos suene extraña, esta palabra es correcta.
El Diccionario de la lengua española (2001) define el término enguirnaldar como ‘adornar con guirnalda’: Mi madre empezará a enguirnaldar nuestra casa; el gerundio es enguirnaldando: Me divierto enguirnaldando la oficina; y el participio es enguirnaldado: Josefa ha enguirnaldado toda la tienda.
Como es evidente, enguirnaldar se deriva de la palabra guirnalda, cuyos significados más próximos al tema navideño son: ‘tira tejida de ramas y flores’ y ‘corona abierta, tejida de flores, hierbas o ramas’ (DRAE, 2001). A su vez, la palabra guirnalda proviene del término guirlanda, sustantivo femenino de origen incierto, hoy en desuso.
Enguirnaldar es un término muy poco usado y quizá usted no se atreverá a tomarlo como parte de su repertorio léxico porque su pronunciación puede resultar algo dificultosa (si no se tiene práctica). Como fuere, ya sabe, estimado lector, que el término es totalmente válido, pero si no quiere parecer extravagante al mencionarlo, puede preferir expresiones más familiares como: Llegó la Navidad, adornemos con guirnaldas nuestras casas y nuestros corazones. ¡Felices fiestas!
Luis Enrique Guzmán Trelles
Universidad de Piura