A chambear duro o a cachuelear

Por , publicado el 4 de mayo de 2015

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Este 1 de mayo hemos celebrado nuevamente el tan ansiado Día del Trabajo. Sí, ansiado, porque para muchos, este día no es una jornada laboral, sino un merecido descanso que recompensa el esfuerzo.

Pero no todos descansan, a pesar de que este día haya sido históricamente señalado con rojo en nuestro calendario. Gran parte de nuestra población se verá en la necesidad de cumplir con su chamba obligatoria al servicio de los demás o de salir a realizar algún cachuelo que le proporcione algo de tranquilidad económica.

En el argot popular o en el habla coloquial de Perú, solemos emplear ciertos términos que dotan de dinamismo y sonoridad a la lengua, términos que son acogidos como parte de nuestra cultura expresiva y que nos ofrecen una perspectiva no desmerecida, sino tan valiosa como cualquier otro tipo de registro o variedad lingüística.

El término chamba, por ejemplo, aceptado por la Real Academia Española (Diccionario de la lengua española, 2014), es sumamente utilizado coloquialmente en países como Perú, Ecuador y México y algunos países de América Central, para referirse al trabajo remunerado. Caso aparte son los países de Argentina y Uruguay, cuyos hablantes prefieren referirse coloquialmente al trabajo como laburo.

Chamba (al igual que el término formal trabajo), adquiere carga semántica según el contexto. En algunos casos no se refiere estrictamente al trabajo remunerado en general, como en las expresiones: ¡Pasé la entrevista, estoy seguro de que me darán la chamba! o La chamba es importante, ¿cómo salimos adelante sin ella?; en otras ocasiones puede significar una ‘labor específica dentro del trabajo que desempeñamos’ como, por ejemplo, cuando a quien tiene chamba de contador, se le encarga la chamba de redactar un informe urgente y detallado de los últimos movimientos económicos de la empresa.

Por otro lado, la palabra cachuelo es un peruanismo y está definido brevemente en el mismo diccionario de la Real Academia Española (2014) como ‘trabajo eventual de poca remuneración’; y es considerado también como un trabajo informal e independiente. Esto se debe a que muchos peruanos se ven obligados a realizar esta actividad para llevar el sustento diario a su hogar, lo que amerita un gran reconocimiento a quienes lo realizan con dignidad, entereza y sin desmayo alguno.

No cabe duda de que la expansión creativa nos ha dotado de los infinitivos chambear y cachuelear, permitiéndonos realizar las respectivas flexiones y combinaciones para formar los verbos compuestos con ayuda de los gerundios y los participios: No puedo salir, estoy chambeando; He cachueleado toda la semana, merezco un descanso; Chambeas demasiado, date un respiro; No tengo trabajo seguro, por eso, cachueleo, es mi forma de vivir.

En estas líneas finales, queremos desear a todos los chambeadores y cachueleros del Perú y del mundo un feliz Día del Trabajo.

Luis Enrique Guzmán Trelles
Universidad de Piura

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