Cuando me casé, empecé a acilindrarme
Por Luis Burgos Quintero, publicado el 22 de marzo de 2012Es sabido que los hablantes emplean su lengua de manera distinta, según el contexto y la intención comunicativa; son capaces de crear continuamente nuevas palabras y nuevos significados. Así, son posibles expresiones como “Cuando me casé, empecé a acilindrame”, “Te has convertido en un cibernauta”, “Se lanzó como candidato para las próximas elecciones”, etc., en las que “acilindrarme”, “cibernauta” y “lanzó” constituyen creaciones léxicas promovidas por los mismos hablantes.
En esta ocasión me centraré en el término “acilindrarme”, que hace poco escuché y me llamó la atención, para conocer un poco más sobre su formación y estructura. La palabra “acilindrarse” es un verbo pronominal y funciona de esa manera, además, presenta una conjugación regular. Pero esta unidad léxica no se encuentra registrada aún en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE, 2001) ni en el Diccionaro de Americanismos (2010), debido a que se trata de un neologismo que todavía no se extiende o es común solo a un grupo reducido de personas. Lo más probable es que “acilindrarse” se haya formado a partir de la base léxica “cilindro”, sustantivo masculino, procedente del latín cylindrus, que significa ‘cuerpo limitado por una superficie cilíndrica cerrada y dos planos que la cortan’ (DRAE, 2001), y que, a través de un proceso de parasíntesis (a la base léxica se han unido al mismo tiempo dos morfemas derivativos a- (prefijo) y -ar (sufijo), facilita la formación del verbo “acilindrar”, al que se le añade una partícula pronominal: “acilindrarse”, “acilindrarme”, “acilindrarte”, etc.
Desde el punto de vista del significado, “acilindrarse” establece una relación de semejanza, que en un sentido metafórico es equiparable a la gordura de algunas personas. Entonces, la acción de engordarse, subir de peso, resultaría sinónima de “acilindrarse”. Así, las oraciones “Cuando me casé, empecé a acilindrarme”, “Necesitas acilindrarte un poco más porque si no desapareces”, “Si seguimos comiendo, nos vamos a acilindrar más” hacen referencia directa al hecho de engordar.
Vemos, pues, que el sistema de nuestra lengua no presenta resistencia alguna a la nueva unidad léxica “acilindrarse” porque la categoría gramatical verbo sí admite nuevas creaciones. Por lo tanto, puede ser usada sin temor a caer en la agramaticalidad. Queda dicho que son los usuarios de la lengua los que, consciente o inconscientemente, forman nuevas palabras o dan nuevas formas y valores a las ya existentes.
Así es, querido lector, sin más que decir nos despedimos, no sin antes aconsejarle que si come demasiado, empezará a “acilindrarse”. ¡Cuide su salud!
Luis Angel Burgos Quintero
Luis Angel Burgos Quintero
Estudiante del noveno ciclo de la facultad de Ciencias de la Educación, especialidad de Lengua y Literatura de la Universidad de Piura. Enseñó Gramática básica del español a alumnos del nivel secundario en el proyecto de vacaciones útiles del colegio Don Bosco (Piura). Colaboró, bajo la asesoría de la Mgtr. Susana Terrones y la Dra. Eliana Gonzales en la puesta en marcha del Club de Lectura de la Facultad. Le interesa mucho el estudio de la lengua, no solo para aprender y profundizar sobre la misma, sino para acercar estas reflexiones a los estudiantes de colegios.