¡A pensar antes de actuar! 

Por , publicado el 16 de junio de 2021

 El enunciado del título, que corresponde a un consejo básico, e incluso lógico, esta vez no pretende instruirnos sobre cómo debemos actuar en tal o cual asunto, sino que más bien nos va a servir para explicar lo que ocurre, gramaticalmente hablando, en las formas pensar actuar. 

  En ambos casos, pensar y actuar, observamos la terminación -ar propia de la forma no personal llamada infinitivo, en donde -r es el afijo flexivo y -a es la vocal temática de la primera conjugación. Las otras variantes serían -er (comer, tener, querer…), para la segunda conjugación, e -ir (partir, dormir, sentir…), para la tercera. Además, recordemos que recibe precisamente el nombre de forma no personal porque, al igual que el participio y el gerundio, el infinitivo no se conjuga; es decir, no expresa persona, número ni ningún otro rasgo gramatical propio de los verbos; por eso, también solemos llamarlo verboide. 

El infinitivo también admite formas simples, las que han ido apareciendo en los párrafos anteriores (pensar, actuar, comer, tener, partir, dormir…), y formas compuestas (haber pensado, haber actuado…), en donde el infinitivo haber es el auxiliar seguido del participio (pensado, actuado…). 

Tradicionalmente se dividen en infinitivos verbales y en infinitivos nominales. Los primeros reciben ese nombre porque presentan rasgos propios de los verbos, por ejemplo, recibir complementos: Consumir fruta es saludable (fruta es complemento directo), Ayudar a los necesitados es caridad (a los necesitados es complemento indirecto), Cenar temprano es lo más recomendable (temprano es complemento circunstancial), etc.; además, forma parte de las perífrasis verbales: voy a comprar, deberías insistir, dejó de llover…, en donde el infinitivo es el verbo principal y la forma conjugada (voy, deberías, dejó…) es el verbo auxiliar.  

Asimismo, el infinitivo puede aparecer en oraciones subordinadas sustantivas (Le gusta comer pescado crudo), en oraciones exclamativas que indican contrariedad (¡Tener que trabajar los sábados!; ¡Insultar así a ese pobre hombre!), en oraciones interrogativas que presentan situaciones consideradas falsas o inverosímiles (¿Mentir yo?; ¿Decir esas palabrotas?), en instrucciones (Girar a la derecha; Señalar las sílabas tónicas; Pelar las manzanas y cortarlas en cuadraditos), y en oraciones imperativas o exhortativas, donde sigue a la preposición a (¡A callar!; ¡A dormir!). 

En cambio, los llamados infinitivos nominales reciben este nombre, precisamente, porque aparecen como  sustantivos: El fumar demasiado es dañino para la salud. Algunos de ellos se han nominalizado, es decir, se han fijado como verdaderos sustantivos (Mi deber es estudiar) y admiten plurales (Mis deberes son estudiar y trabajar). 

Deja un comentario

×