Cuando llueve, el suelo se moja

Por , publicado el 26 de marzo de 2025

Una expresión como Cuando llueve, el suelo se moja resulta bastante obvia y solo podría ser posible en boca de un niño pequeño que recién está conociendo el mundo, pero dicha por un adulto terminaría siendo una perogrullada o una verdad de Perogrullo.

Perogrullada suele aparecer en el diccionario académico como ‘verdad, certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla’ (DLE, 2014, v. 23.8), por lo que es equivalente a tontería, e incluso, babosada. En otras palabras, se trata de una afirmación que resulta innecesaria por ser muy evidente: El hombre libre vive sin ataduras; Los días de sol son días soleados; En lo lleno no hay vacío… o tan consustancial que termina siendo un disparate expresarla: Los círculos son redondos; Un pez vive en el agua; El fuego quema…

Su origen estaría en la unión del término Perogrullo (Pedro Grullo, Pedrogrullo, Pero Grullo o Perogrullo), personaje ficticio de la literatura clásica española que se caracterizaba por decir este tipo de expresiones, más el sufijo –ado/-a. No olvidemos que este sufijo es bastante productivo en nuestra lengua y se usa para expresar semejanza (nacarado, anaranjado), acción y efecto (afeitado, lustrado), conjunto (alumnado, muchachada), territorio que corresponde a una dignidad (consulado, obispado), duración de la dignidad (reinado, papado); e, incluso, para designar despectivamente una acción considerada como característica de una persona (quijotada, payasada), de un lugar (españolada, mexicanada) o de un animal (burrada, chanchada). Este último sería el caso de perogrullada, pues no es raro encontrar palabras formadas a partir de sustantivos propios, sean estos nombres de pila (barrabasada, de Barrabás), apellidos (fujimorada, de Fujimori), o incluso apodos o sobrenombres (cantinflada de Cantinflas).

Si de la realidad pasó a la ficción, no lo sabemos, pero de Perogrullo se formarían perogrullada, perogrullear, perogrulleante… María Moliner, en su Diccionario de uso del español, lo recoge como ‘personaje supuesto al que se atribuyen humorísticamente las sentencias o afirmaciones de contenido tan sabido y natural que es una tontería decirlas’. Finalmente, comentamos que autores como Francisco López de Úbeda, Miguel de Cervantes Saavedra, Francisco de Quevedo, entre otros, lo han incluido en sus obras; así, lo demuestran estas verdades de Perogrullo: Andarase con los pies, / volarase con las plumas, serán seis dos veces tres/ por muy mal que hagas las sumas, como versos del gran autor de La vida del Buscón.

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