¡Cuánto no daría por abrazarte!
Por Bertha Guzmán, publicado el 17 de febrero de 2021
En estos tiempos de pandemia, tan duros y difíciles, hemos revalorado la calidez de la presencia y la acogida de un abrazo. Aunque en este espacio no reflexionaremos sobre estos aspectos, repararemos en el uso del adverbio negativo no en construcciones como las del título. Si miramos con atención, la expresión ¡Cuánto no daría por abrazarte! parece equivalente a ¡Cuánto daría por abrazarte!, es decir, la ausencia del adverbio —subrayado en la primera oración— no ha causado mayor alteración en el significado. Justamente, pasaremos a comentar este tipo de expresiones.
Se podría pensar que el adverbio no, por su naturaleza intrínseca, siempre encierra la idea de negación; sin embargo, existen ocasiones en las que pierde totalmente su significado y solo aporta matices expresivos o enfáticos. Este uso recibe el nombre de negación expletiva; de esta manera, en la construcción No lo devolveré hasta que no le paguen, se puede prescindir del término subrayado sin que esto afecte el sentido oracional: No lo devolveré hasta que le paguen. Es más, creemos que el emisor busca «que le paguen» y no la acción contraria. A continuación, abordaremos cuatro casos en los que el adverbio no adquiere un carácter expletivo y que, por lo tanto, puede omitirse sin alterar el enunciado.
En las construcciones comparativas, el segundo término puede ir precedido por la construcción que no, donde el adverbio de negación conlleva un uso expletivo: Te prefiero pobre que no pidiendo dádivas [= Te prefiero pobre que pidiendo dádivas]; Vale más tenerlo en mis bolsillos que no en las ganancias de otros [= Vale más tenerlo en mis bolsillos que en las ganancias de otros]; Es mejor morir que no delatar [= Es mejor morir que delatar]. No obstante, la interpretación del adverbio no en este tipo de expresiones depende del contexto y de la intención del hablante, pues no siempre pierde su carga semántica, como en Colaboraba con los que podía y eso era más que no ayudar.
En el segundo grupo, el uso expletivo de no suele acompañar a oraciones que expresan duda, temor o vacilación: Tengo miedo no le vaya a pasar algo [= Tengo miedo (de que) le vaya a pasar algo]; Temo no me vayan a despedir [= Temo (que) me vayan a despedir]; Me preocupa no le vaya a contar nuestro secreto [= Me preocupa (que) le vaya a contar nuestro secreto]. En el español actual, con este tipo de verbos priman los usos no expletivos: Temo no llegar a tiempo; Me preocupa no estar a la altura. Por tanto, al igual que en el caso anterior, el contexto logrará clarificar la interpretación.
Por otro lado, y tal como lo ejemplifica nuestro título, podemos usar el no expletivo en las oraciones exclamativas para remarcar su valor: ¡Cuánto no se habrá esforzado para obtener esa aprobación! [= ¡Cuánto se habrá esforzado para obtener esa aprobación!]; Cómo no sería de inteligente que ingresó al primer intento [= Cómo sería de inteligente que ingresó al primer intento]. En el ámbito coloquial, se registra, a veces, este uso para enfatizar cualidades negativas: ¡No serás tonto! [= ¡Serás tonto!]; ¡No será torpe! [= ¡Será torpe!]
Finalmente, comentaremos las proposiciones subordinadas con la partícula hasta. Estas marcan temporalidad y dependen de la construcción principal negativa que las precede: No nos iremos hasta no saber la verdad [= No nos iremos hasta saber la verdad]; No mejorará hasta no ver a sus hijos [= No mejorará hasta ver a sus hijos]. Recordemos que, tal como lo señala el Diccionario panhispánico de dudas (2005), «es muy frecuente que, cuando la oración principal tiene sentido negativo, en la subordinada aparezca un no expletivo, esto es, innecesario, como refuerzo de la negación de la oración principal: No se fue hasta que no llegó su padre; Se negó a confesar hasta que no llegó el juez. Debido a lo arraigado de este uso, ha de considerarse admisible, aunque no hay que olvidar que el enunciado no necesita esta segunda negación: No se fue hasta que llegó su padre; Se negó a confesar hasta que llegó el juez».
Como vemos, estimado lector, no siempre el adverbio no expresa carga negativa; los matices de la comunicación son tan ricos y variados que pueden usarlo para mostrar énfasis o aportar otros valores. Ahora solo me resta preguntarle: ¿No gusta leer otro artículo?
¿No gusta leer otro artículo? Sí, pero no tan largo.
Ya alguien comento que los relatos, discursos, explicaciones y homilías debieran ser como los los bikinis de las chicas en la playa. Cortos para que sean atractivos y suficientemente grandes para que cubran el tema.
En Sí, pero o tan largo ¿ese Sí tiene un rol parecido?