De cómo la piña terminó llamándose como tal
Por Claudia Mezones, publicado el 12 de septiembre de 2012En un artículo anterior explicamos cómo la conquista y colonización de América supusieron también su hispanización lingüística. En este proceso, los primeros españoles tomaban de su lengua términos para denominar las nuevas realidades porque en la mayoría de los casos desconocían sus nombres; o las definían usando comparaciones que tomaban como referencia realidades ya conocidas por ellos. Así, surge un caso muy peculiar: la denominación de la “piña”.
En Argentina, a la “piña” se le llama “ananás”, y a lo mejor este hubiera sido su nombre general en nuestra lengua si es que la denominación “piña” no hubiera triunfado en el uso generalizado. La explicación de la denominación “piña” aparece en distintas crónicas de los siglos XVI y XVII. Fernández de Oviedo la da a conocer del siguiente modo: «aquel nombre de “piñas” le pusieron los christianos porque lo parescen en alguna manera» e, incluso, en historiografías posteriores: «La “piña” es una planta muy galante, llamada así porque su fruto es parecido en lo exterior a la del pino europeo, pero todo pulpa sabrosísima y de bello olor» (CORDE. Lozano, Pedro. Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán. V.1. Paraguay. 1745).
A nuestra sabrosa “piña”, el Diccionario de la Real Academia la registra como “Piña de América” (2001) y nos remite a “ananás” (Del portugués “ananás”, y este del guaraní “naná”): ‘Planta exótica, vivaz, de la familia de las Bromeliáceas, que crece hasta unos siete decímetros de altura, con hojas glaucas, ensiformes, rígidas, de bordes espinosos y rematados en punta muy aguda; flores de color morado y fruto grande en forma de piña, carnoso, amarillento, muy fragante, suculento y terminado por un penacho de hojas. Fruto de esta planta’ (DRAE, 2001).
Como se ha dicho líneas arriba, los primeros españoles llamaron “piñas” a las “ananás” porque las encontraron parecidas a las “piñas” que ellos conocían, es decir, al fruto del pino (“piña” ‘del latín pinea. Fruto del pino y de otros árboles’. DRAE. 2001). La denominación “piña” terminó imponiéndose en casi toda América a las designaciones indígenas regionales. Así, en la zona de sustrato quechua se impuso a “achupalla” (denominación que hoy se usa para una variedad de Bromeliáceas de la sierra) y en Paraguay –zona donde, incluso, se habla la lengua guaraní– el indigenismo guaraní “naná” terminó también desplazado, como se evidencia en el siguiente ejemplo: «En cuanto a las frutas que bajaron su valor están ciruela (-11%), durazno (-9.2%), guayaba (-10%), melón (-38.9%), pelón (-20%), “piña” (-9%), naranja (-9.6%), mango (-22.9%) y mamón (-13.6%)» (CREA. Paraguay. Prensa, ABC Color: Hay hortalizas baratas y frutas de estación en abundancia. 1996).
Actualmente, se usa “ananás” en Argentina y Uruguay (aquí compite con piña, en algunas zonas): «Te falta el sombrero en forma de “ananás” y las bananas» (CORDE. Arel Monegal, Nut. Para un jardín de otoño. Uruguay. 1985); «Colocar la fruta elegida (ciruelas, duraznos, “ananás”, manzana, damascos, frutillas) con los clavos de olor, la ralladura y el jugo de limón y el agua hasta cubrir» (CREA. Pirolo, Ketty de; Pirolo, Mabel Erra de. El libro de las dietas. Argentina. 1990).
Pues bien, esta es la historia del nombre de la “piña”, y aunque pudiéramos pensar que fue bien piña la “piña” al no recuperar su original denominación indígena, su nombre solo es uno de los resultados de la historia de la lengua española en América.
Interesante.
Tengo una duda con el nombre de otra fruta: el mango. En mi natal y querido Puerto Rico, acentuamos la o, y le llamamos “mangó”, Nadie acá le llama mango, y si alguien lo hace, descubrimos que es extranjero. Me han informado, que la pronunciación aguda es más parecida al original en voz africana. Me gustaría su siempre tan acertada e interesante explicación.
Tengo entendido que el mango de América Latina proviene de la India, no de África. Lo trajeron los jesuitas portugueses alrededor de 1860 (por lo que el venezolanísimo Simón Bolívar nunca comió la venezolanísima fruta).
Me permito marcar un error. en Argentina no usamos “ananás” para el singular. Sí para el plural que es lo correcto. Sin embargo, muchos, tal vez por evitar la cacofonía, o pensando que se debe aplicar la regla, decimos “ananes”.
Excelente y educativo articulo! me parece excelente incorporar siempre las fuentes, tal como lo hiciste. Muchas gracias por tu aporte.
Siempre me ha causado curiosidad el origen del nombre de esta fruta, considerando que también se le llama piña a las semillas (o frutos) del pino.
Yo tengo una duda sobre lo de la región de tuxtepec Oaxaca
Amambay, si siempre te ha causado curiosidad el origen del nombre de esta fruta, debiste haber consultado, averiguado o buscado información en un blog de botánica.
El ámbito de Castellano Actual debiera limitarse al castellano como idioma,
Silvoa valencia Domingues: yo tengo una duda sobre tu duda: ¿qué pasó en la región de Tuxtepec, Oaxaca?
Amambay, permiteme corregirte, las semillas de la piña se dicen: piñones .