De descomunal incendio a incendio dantesco
Por Eliana Gonzales, publicado el 29 de mayo de 2024Cuando nos referimos a un incendio no hay calificativos suficientes no solo para señalar la magnitud de la destrucción, sino, sobre todo, para recordarnos lo frágiles que somos. Pero no es el propósito de este artículo realizar una reflexión filosófica o existencialista, sino gramatical e, incluso, ortográfica de los adjetivos que se han formado sobre la base de un sustantivo, conocidos como adjetivos relacionales o de pertenencia, llamados así, precisamente, porque en los diccionarios sus definiciones aparecen precedidas por la especificación ‘perteneciente o referido a’ (dantesco: ‘perteneciente o relativo al poeta toscano Dante Alighieri, o a su obra’) o por la preposición de (bizantino: ‘de la antigua ciudad de Bizancio o de su imperio’).
En su gran mayoría derivan de sustantivos comunes (gastronómico < gastronomía; literario < literatura; policial < policía; solar < sol), pero otros provienen de sustantivos propios (luterano < Lutero; quijotesco < Quijote; limeño < Lima; peruano < Perú). En ambos casos, se recurre a sufijos tales como –al (cultural), –ar (ejemplar), –ario (bancario), –ano (espartano), –iano (borgiano) –esco (dantesco), –ino (bizantino), –ico (pantagruélico), –ista (budista), –eo (pegaseo), entre otros. A este grupo, pertenecen también los llamados gentilicios, palabras que indican lugar de procedencia (cajamarquino < Cajamarca, iqueño < Ica). En todos los casos siempre se escribirán con minúscula inicial.
Suelen diferenciarse de los adjetivos calificativos principalmente porque siempre van pospuestos al sustantivo (doctrina luterana, rayo solar, artículo literario, acción policial, dulces iqueños), a diferencia de los adjetivos calificativos, que tienen libertad de colocación, antepuesta o pospuesta al sustantivo (sonriente niña = niña sonriente, película interesante = interesante película), y cuya elección suele estar condicionada más por razones valorativas (afectivas, descriptivas…) que por razones gramaticales.
Son, además, adjetivos que no se gradúan (*muy borgiano, *bastante vallejiano, *poco peruano), salvo que estén actuando como verdaderos adjetivos calificativos, es decir, que estén denotando una cualidad o una propiedad del sustantivo al que acompañan. Por ejemplo, en Los valientes soldados tuvieron un comportamiento bastante espartano, el adjetivo espartano conlleva el sentido de ‘firme, rígido, valiente’, asociado al sustantivo comportamiento y ya no a ‘natural de Esparta’ ni a ‘perteneciente o relativo a Esparta o a los espartanos’; o en Un relato muy borgiano se intensifica el adjetivo borgiano porque en ese relato se han encontrado, probablemente, rasgos propios del escritor argentino Jorge Luis Borges o una gran influencia.
Finalmente, con respecto al título de este artículo, pareciera que para un periodista que tiene que cubrir un incendio hay menos expresividad en descomunal incendio o incendio descomunal que en incendio dantesco, porque, probablemente, lo asocia más con una imagen o con una situación tan espantosa como las que describe Dante Alighieri en el Infierno.