De encamotarse, enyucar, fresear…
Por Bertha Guzmán, publicado el 30 de octubre de 2024¿Será que si comemos mucha fresa estamos fresando o freseando?, o si nos encanta el camote, ¿nos hemos encamotado? ¿Acaso algunos hablantes piensan que el verbo enyucar está relacionado con el alto consumo de yuca? En este artículo abordaremos algunos verbos formados a partir de alimentos y, sobre todo, comentaremos cómo sus significados no siempre están relacionados de manera literal con las bases léxicas que les dieron origen.
Según el Diccionario de la lengua española (2014), encamotarse significa ‘enamorarse, prendarse’ y es un verbo pronominal usado de forma coloquial en Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México, Uruguay y Perú; en este último país, según se indica, es usado a veces como mal sonante. Por su parte, el Diccionario de peruanismos (2016) recoge el significado de ‘encariñarse mucho con algo o alguien. Es un dilema enamorarse o encamotarse: estoy algo molesto con una flaca, pero ella ni se enteró. Me gusta mucho. Ahora…, a olvidarme de ella’. La etimología de este verbo parte de la base léxica camote (que a su vez proviene del náhuatl camotli) y se ha formado por parasíntesis, es decir, por la intervención simultánea de la raíz (camot) más un prefijo y un sufijo, en este caso el prefijo en– y el sufijo –ar, respectivamente. Tal vez, este nuevo matiz en su significado provenga de la relación entre la dulzura que caracteriza al camote y lo dulce de estar enamorado… no lo podemos asegurar. De lo que sí tenemos certeza es que este verbo se ha extendido en muchas zonas de Latinoamérica, y en ninguna de sus acepciones alude directamente al tubérculo.
Siguiendo el mismo procedimiento de parasíntesis, encontramos el verbo enyucar, formado a partir de la base léxica yuca (voz de origen taíno). En la sexta acepción de yuca en el Diccionario de peruanismos (2016), se recoge ‘engaño, embuste para aprovecharse de una persona. Basta de yucas y abusos de esta empresa. Nos mete mil productos de todas las formas posibles, tarjetas, promociones…’. Partiendo de esta acepción, se ha formado el verbo enyucar que, según este mismo diccionario, significa ‘hacer que alguien adquiera responsabilidades mediante engaño, por ignorancia o compromiso. El Premier demuestra una vez más que la política del gobierno actual es la de enyucar al país con tal de presentarse como gobierno demócrata, difamando a quienes no estén de acuerdo con ellos’; en la segunda acepción de este verbo, se señala ‘engañar con promesas falsas. Esto es una estafa disfrazada en gel: no es lógico que te quieran enyucar un “gelcito con nutrientes” por la estafadora suma de $300 o $1000’. Una vez más, el significado que se ha tomado para formar el verbo enyucar no está relacionado con el tubérculo, sino con una acepción menos extendida, propia de una determinada zona geográfica.
El verbo fresear no aparece en el Diccionario de la lengua española (2014), tampoco en el Diccionario de Americanismos (2010) ni en el DiPerú (2016). Sin embargo, por influencia mexicana, este verbo ya ha comenzado a usarse en el Perú, sobre todo entre los jóvenes; así, podemos oír expresiones como Esa chica se fresea o ¡Ah, te estás freseando! En su artículo El significado de “fresa” (2010), Martha Hildebrandt señala que «en el castellano coloquial del Perú y otros países de la América hispana, fresa se aplica también a jóvenes que se visten, hablan y se comportan como si pertenecieran a la clase alta, así como a los objetos que los atraerían. Estas acepciones, que han sido tomadas del castellano de Méjico, muestran la influencia que ha tenido la televisión de ese país en nuestro castellano». Aunque los mencionados diccionarios aún no recogen el verbo fresear, en el Diccionario de Americanismos (2010) sí aparece el término fresa como ‘persona, en especial un joven, que viste, habla y se comporta como si perteneciera a la clase alta o adinerada, sea esto cierto o no’; sin duda alguna, es esta acepción la que ha dado origen al verbo.
Como ve, estimado lector, algunos términos relacionados con los alimentos son polisémicos, es decir, gozan de más de un significado. En algunas ocasiones, estas acepciones traspasan fronteras y en otras, se circunscriben a una determinada región. Nos despedimos con algunos otros ejemplos como papear, ahuevar, apanar, paltear, enchilarse e, incluso, la locución verbal tirar arroz, de los que podríamos hablar en artículos posteriores.