De mente eficiente a eficientemente
Por Crisanto Pérez Esain, publicado el 8 de abril de 2013A lo largo de la historia de una lengua muchas palabras van cambiando su forma, su significado o dejan de ser palabras para convertirse en afijos, con las cuales poder crear otras palabras. Tal es el caso de -mente en fácilmente o en cortésmente, que sirve para crear adverbios, los cuales, con frecuencia, se emplean para explicar el modo en que se desarrolla la acción expresada por el verbo, como en “Juan saludó cortésmente”.
No obstante, los adverbios creados de esta forma no solo modifican el significado del verbo, sino que, en muchos casos, pueden también dar una idea de la postura afectiva del hablante ante lo que está diciendo, como en “Juan preparó un cebiche sorprendentemente rico”, donde el hablante muestra su inicial desconfianza ante las habilidades culinarias de Juan.
También es frecuente crear estos adverbios tomando como base adjetivos espaciales. En ese caso, el resultado final tiene un valor más figurativo o metafórico. Al escuchar que alguien resulta “altamente peligroso”, estará claro que su peligro no se aplica tan solo a las personas de más de un metro ochenta, sino que su comportamiento ofrece peligro. Asimismo, en “profundamente significativo”, dotaremos a la noción de profundidad una dimensión más bien abstracta.
En otras ocasiones, este tipo de adverbios sirve para expresar el alto o bajo grado de posesión de una característica, como en “esencialmente necesario”, “fundamentalmente político” o en adverbios de significado contrario, del tipo “difusamente necesario” o “vagamente aceptado”. También pueden señalar el punto de vista o perspectiva desde la que se analiza una realidad, física o mental, del tipo “económicamente inaceptable”, “técnicamente confuso”. Por último, contamos con los que dan una idea de temporalidad e incluso de frecuencia: “actualmente vigente”, cuando aún tiene validez; o “mensualmente recibido” cuando algo se recibe todos los meses. La lista, una vez más, se podría ampliar largamente.
Como vemos, en todos los casos, estos adverbios se han creado tomando como punto de partida la forma femenina del adjetivo y añadiéndole el sufijo -mente. Pero, ¿por qué no será correcto *solomente o *lentomente? ¿Por qué nos “suenan” tan mal? Esto se debe, en realidad, a su origen latino, pues se empleaba el sustantivo mente acompañado de adjetivos para expresar intención o modo. Ya entonces mente era femenino y solo podía acompañarse de adjetivos femeninos. Con el tiempo, terminó perdiendo su significado y su uso se generalizó tanto que en todas las lenguas derivadas del latín terminó convirtiéndose en una partícula: -mente en español e italiano; -ment en francés y catalán.
La condición de mente como palabra independiente se ha perdido para nosotros, aunque no del todo, pues en la actualidad, cuando dos o más de estos adverbios se suceden, solo el último de ellos aparece completo, mientras que por lo general los demás muestran la forma apocopada, para evitar expresiones que suenan mal y que le quitan agilidad a nuestro discurso. Por ello no diremos *sabiamente, correctamente y claramente sino “sabia, correcta y claramente”. En cuanto a su tildación, esta se aplicará siempre y cuando también se haga sobre el adjetivo del que procede: fácilmente, porque fácil se tilda, pero no en sutilmente, pues sutil no se tilda.
Como hacemos semanalmente, hemos visto, una vez más, las posibilidades expresivas que ofrece nuestra lengua. Estará en nuestras manos emplearlas feliz y eficientemente.
Crisanto Pérez Esáin
Crisanto Pérez Esáin es doctor en Literatura Hispánica y Teoría Literaria por la Universidad de Navarra (España). Es profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura desde el año 1999.
Ha publicado, entre otras cosas, Los trazos en el espejo: identidad y escritura en la narrativa de Julio Ramón Ribeyro, Pamplona (España): Editorial de la Universidad de Navarra-EUNSA, 2005; y La narrativa de Julio Ramón Ribeyro: una guía de lectura, en autoría compartida con Javier de Navascués (Universidad de Navarra), Madrid: Cenlit.
Hola, gracias
Me interesan mucho vuestras pequeñas lecciones. Están muy bien explicadas.
El hecho de añadirse solo a la forma femenina del adjetivo y lo que se explica en el penúltimo párrafo, es precisamente la prueba de que no se trata de un afijo sino de una palabra independiente que se escribe unida al adjetivo, y de ahí siendo solo una cuestión ortográfica. Si fuese un sufijo verdadero, no se podría decir “sabia, correcta y claramente”. En realidad, se trata de expresiones adverbiales compuestas de un adjetivo y el sustantivo “mente”, escritas en una sola palabra por la tradición ortográfica, nada más.
No entendí mucho. Más, quedé medio demente con la explicación de El Mexicano..