De peruleros a peruanos
Por Shirley Cortez González, publicado el 22 de julio de 2019Tras el descubrimiento del reino del Perú, como denominaron los españoles a este territorio, se hace necesario nombrar también a sus habitantes. Era tal la riqueza y el esplendor de este reino que se acuña la expresión metafórica Valer un Perú para significar el alta estima o valor de alguien o algo (también se usaba Valer un Potosí). Y es justamente atraídos por esta ansia de riqueza y prosperidad que arriban a este suelo muchos españoles que ven cumplidos sus deseos de convertirse en nuevos ricos y retornan a su tierra natal convertidos en peruleros.
Perulero es, pues, el primer término derivado de Perú, que se documenta tempranamente, desde 1536; lo recoge poco después el diccionario de Juan Pallet, de 1604; y más adelante ingresa al Autoridades, de 1737, con tres acepciones: ‘El natural de Perú y lo perteneciente a este reyno’, ‘El que ha venido desde el reyno del Perú á España’ y ‘El sugeto adinerado’. A partir de la edición de 1780, el diccionario académico incluye una acepción más, referida a estas tierras: ‘Se aplica a la moneda fabricada en el Perú’, aunque a partir de la edición de 1803 no figura más.
En «El capitán Zapata», Ricardo Palma cuenta de este español: Pero, ¡cosa rara!, un día el opulentísimo perulero (como llamaban a los que volvían a España con procedencia de esta región de las Indias) anocheció y no amaneció en Cádiz. Persona y caudal se habían evaporado. Que para fines del XIX el tradicionalista se vea en la necesidad de explicar el significado de perulero da cuenta de la poca vitalidad de esa acepción en la época. Y esto ya lo advertía Esteban Terreros en su diccionario de 1788 al indicar para perulero: ‘También dicen peruano’; y lo mismo precisa Salvá en 1846, en la entrada para peruano: ‘es más usado hoy que perulero’.
Así, perulero queda finalmente convertido en un término histórico, recuerdo de aquellos que volvieron a su patria a disfrutar de las riquezas que obtuvieron tras su aventura indiana. Pero, por último, perulero sufrió un cambio que revelaría el paso de una época de esplendor (evocaba riqueza) a la minusvaloración social que sufrió la palabra. De ello informan los diccionarios de Gaspar y Roig (1855), donde perulero recibe una nueva acepción como equivalente de bodegonero o tabernero, y que Domínguez, en 1869, registraba ya como uso antiguo y al que se refería como oficio bajo.
Tras siglos de convivencia, peruano termina imponiéndose en el uso no solo a perulero, sino también a peruviano, que fue otro de los términos con que se aludía a los peruanos y a lo relacionado con Perú. Peruviano —que actualmente solo escucharíamos en boca de un angloparlante que establece una analogía con peruvian (‘peruano’)—, en realidad es un término de origen latino que se registra desde la edición del diccionario académico de 1852 aunque remite inmediatamente a perulero y tan solo tres años después (y en adelante) redirigirá al lector a la entrada de peruano, lo que evidencia ya la preferencia de peruano como gentilicio usual a mediados del XIX.
El diccionario de Salvá, de 1846, recoge la siguiente definición de peruviano: ‘Aceite balsámico muy apreciado que se recibe de Perú’. Y con esa acepción se encuentra en otros diccionarios contemporáneos, pues la flora peruana no fue ajena al uso farmacéutico. De este bálsamo, se dice: Hoffman ha hecho unos grandes elogios de la tintura del balsamo peruviano (…). La Farmacopéa de Londres manda digerir quatro onzas del bálsamo del Peru en una libra de espíritu de vino rectificado (…), se considera por White como un remedio fortificante y atenuante muy útil en la dispesia y en las flaquezas del estómago (Corpus diacrónico del español, CORDE). De otro lado, en un tratado de Geografía, de 1865, el autor señala: (…) bastará apuntar los idiomas principales, que son: en Europa, el español, francés (…); en América, los que se derivan de el peruviano , mejicano, etc. (…) (CORDE). Esto es, con peruviano se hace alusión al idioma general; esto es, la lengua originaria más extendida y de mayor vitalidad para mediados del XIX y hasta la actualidad: el quechua. En este sentido, cabe señalar que con este uso también se empleaba peruano, como lo deja sentado en su diccionario Salvá (1846): ´la lengua peruana ó quichua’. A inicios del siglo XX, se registra también, aunque como adjetivo, corteza peruviana para referirse al árbol de la quina (o cascarillo), cuya corteza combatía las fiebre altas producidas por la terciana.
Por último, peruano, que es el gentilicio actual para los nacidos en el Perú o el adjetivo para designar lo relacionado con este país (cultura peruana, música peruana….), se documenta tempranamente: imperio peruano, peruano reino encontramos repetidas veces en documentos de inicios del XVII. Con todo, recién en 1803 peruano figurará en el diccionario académico, pero sin personalidad propia, pues la entrada remite a perulero. Sin embargo, algunos años después de la independencia, a partir de la edición de 1869 y en adelante, peruano se erigirá como el gentilicio por excelencia para los naturales del Perú y lo relacionado con él. Y, a partir de 1925, se incorpora también el término peruanismo, reflejo de ese proceso de defensa del español americano que no lo volvía mejor ni peor que el de la metrópoli madrileña, sino que reconocía, más bien, su propia valía y sus peculiaridades, como bien supo reflejarlo Ricardo Palma en sus Neologismos y Papeletas.
Este 28, pues, celebremos el orgullo de ser peruanos.
Shirley Yanuaria Cortez González
Hola, interesante todo. Espero tengan mayor repercusión.
Señorita Cortez, me llama la atención, y lo digo sin ánimo de incomodarla, que en su texto use el nombre del Perú sin el artículo “el”. Tengo entendido que eran los reinos “del Perú”, que después se convirtieron en el Virreinato DEL Perú y posteriormente, en la República DEL Perú, que es el nombre de nuestro país y consta, a no dudarlo, en una cantidad infinita de documentos y libros.
Mantengamos el respeto a nuestra historia y al nombre tradicional y oficial DEL Perú.
Gracias por su atención.
Gustavo Alvizuri Soto
D.N.I. 06745786
Estimada profesora:
Soy educador e historiador por la Universidad Católica del Perú. Permítame felicitarla y agradecerle por el valioso conocimiento que Ud. transmite sobre la palabra perulero, el cual estoy citando para un proyecto de curso de historia en la universidad.
Revisaré con atención los demás artículos que Ud. ofrece.
Bendiciones.
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Estimada Shirley, debe tomarse en cuenta que el témino PERUVIANO es usado por los italianos. Por otra parte, en danés: Peruvianer; en francés: Péruvien. Saludos.
Interesante saber un poquito cada segundo que pasa, gracias profesora Shirley. Me atrevo a lanzarle una pregunta en público, la expresión público Peruanence es correcta????
Faltó explicar como gentilicio:
– Perita
– Perilla
– Perucho
– Pericuete
Gracias
Muy interesante escrito. Se evidencia cómo el cambio del término coincide con el cambio de la época, desde la entrada de los borbones cómplices de Napoleón al término del Virreinato hasta casi llegando a la Guerra con Chile. Encuentro irónico que la estrofa de “peruano oprimido” describe mejor lo que le pasó a la palabra perulero en esos últimos años al entrar la República y el cómo ello puede fácilmente correlacionar al actual baja estima generalizada del peruano.