Desdoblamiento léxico y lenguaje inclusivo
Por Paola Celi, publicado el 19 de agosto de 2019Aproximadamente en junio de este año, la actriz peruana Mayra Couto estuvo en el ojo de la tormenta por usar la palabra munda en una publicación en sus redes sociales. Couto aclaró que se refirió al mundo como munda para representar a la población femenina y no como una imposición del lenguaje. Esta polémica fue una raya más al tigre en el debate del lenguaje inclusivo, que, desde mi punto de vista, exige una reflexión para evitar caer en usos lingüísticos innecesarios.
El género es una propiedad gramatical mediante la cual los sustantivos se clasifican en masculinos y femeninos; en cambio, el sexo es ‘una condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas’ (Diccionario de la lengua española, 2014). Nuestro idioma cuenta con distintos procedimientos para marcar el género de los sustantivos: las terminaciones –a, –e, –o; los artículos la y el; la heteronimia (padre, madre, etc.), entre otros.
Cuando los sustantivos designan a seres animados, «el género gramatical aporta información semántica […], ya que suele diferenciar el sexo que les corresponde» (Nueva gramática la lengua española, 2009, 2.1g). Por ejemplo: la terminación -o de ingeniero marca el género masculino del sustantivo y el sexo masculino de su referente; la -a de doctora marca el género femenino y el sexo femenino.
Sin embargo, esta correspondencia entre el género y el sexo no es posible cuando los sustantivos se refieren a seres inanimados. ¿Sería lógico, por tanto, afirmar que la -a de munda representa a la población femenina? Creo firmemente que no. Mundo, con su terminación -o de género masculino (no de sexo masculino), tiene un significado muy inclusivo: ‘conjunto de todos los seres humanos’ (Diccionario de la lengua española, 2014).
Por otro lado, el masculino con terminación -o es el género no marcado, es decir, tiene un uso genérico: «en la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también –en los contextos apropiados–, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos» (Nueva gramática de la lengua española, 2009, 2.2.a). Y lo mismo pasa con el masculino plural. Por ejemplo, en la frase el perro es el mejor amigo del hombre, perro es masculino, pero es evidente que incluye a perros y a perras.
Algunos defensores del lenguaje inclusivo no toleran esta normativa y proponen el desdoblamiento léxico, es decir, la mención expresa de los dos géneros; por lo que este domingo 18 de agosto tendríamos que celebrar el Día del Niño y de la Niña (y no el Día del Niño). ¿Es necesario este desdoblamiento cuando es evidente que el género masculino incluye a personas de ambos sexos?
El desdoblamiento léxico es un recurso del idioma que todos podemos usar si es necesario, de lo contrario, podríamos atentar contra el principio de economía del lenguaje. Imaginémonos tratando de desdoblar todo el tiempo: Estoy ahorrando para los regalos de Navidad de mis hijos e hijas y sobrinos y sobrinas; Recuerdo con mucho cariño a todos los profesores y a todas las profesoras de mi vida escolar; Los peruanos y las peruanas tenemos derecho a los servicios de luz y agua potable.
Con respecto a este tema, la Fundéu afirma: «La doble mención, al masculino y al femenino, es general en los vocativos (fórmulas fijas como señores y señoras, damas y caballeros), en los que se interpreta como una marca de cortesía; pero, salvo esos usos, la Academia indica que resulta artificioso y que se trata de un “circunloquio innecesario cuando el empleo del género no marcado es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo”» (https://www.fundeu.es/lenguaje-inclusivo/desdoblamiento.html).
En pocas palabras, el desdoblamiento léxico debe aplicarse únicamente cuando no quede claro si el masculino genérico se refiere a individuos de ambos sexos: Por ejemplo, es necesario el desdoblamiento en la siguiente oración, ya que el nombre del juguete podría llevar a pensar que es solo para niños: La marca de juguetes Mattel ha diseñado un estuche llamado “Pequeño doctor” ideal para niños y niñas.
No estoy en contra de las iniciativas de quienes se reconocen como defensores del lenguaje inclusivo. Solo considero que forzar el uso del género femenino no es el mejor camino para lograr la inclusión. El debate continúa abierto.
Paola Celi Arellano
muy de acuerdo con lo escrito
El tema del lenguaje inclusivo está llegando al límite de la huachafería.
Las feministas, interesadas en este tema, debieran estar contentas y felices (tal vez: felizas) de que al decir “las” es exclusivo de lo femenino, algo que no existe para el masculino.
Cuando decimos , por ejemplo, “las maestras” indudablemente se excluye a los varones. No conozco la forma de decir “los maestros” sin que se pueda entender que en el grupo podrían haber maestras.
El “Hospital del niño” y el “Día de los derechos del niño” no distinguen género e involucra niños y niñas,
En este enredo no me queda claro es la referencia que se hace a “Los niños, niñas y adolescentes”. (¿Habrá adolescentas?)
Otra más, recen el Padre Nuestro y vean la forma de perdonar también a” nuestras enemigas”..
El género es una propiedad gramatical, el sexo una condición biológica…el lenguaje inclusivo es un hecho político. Permitirnos discutir cómo hablamos y repensar si las categorías que utilizamos se adecuan a la realidad del siglo XXI y del futuro es algo que podemos y hasta creo que debemos hacer, qué resultará de ello, no lo se, sólo se que la lengua es algo vivo y como los derechos se conquistan, crean o se develan (según la postura que se tome) no nos cerremos a las demandas que nos plantea la realidad que está muy lejos de ser binaria.