Españolismos
Por Carlos Arrizabalaga, publicado el 23 de febrero de 2012Muchas veces me han preguntado por qué los españoles dicen tal palabra y no tal otra. No hay respuesta única. Cada palabra tiene su historia y 360 millones de hablantes no van a coincidir en todo, así que en España se emplean muchas palabras distintas. Basta ver el léxico escolar: al tajador le dicen “sacapuntas”; al lapicero, “bolígrafo”, al borrador, “goma”, y a la goma, “pegamento”. Dicen “autobús” a los buses, “calcetines” a las medias, y “patatas” a las papas; “tarta” en lugar de torta, y “torta” en lugar de cachete, “cerillas” a los fósforos, “coche” al carro… Las jergas españolas son igual de abundantes: a la “chamba” se le dice “curro”, al “sobrado”, “chulo”, y “de qué vas” al que se las da de listillo. Al “cargoso” le dicen “pesado”, y hablar demasiado es “dar la brasa”.
Cualquiera que viaje a España lidia con esas equivalencias léxicas y muchas más, lo hizo el puneño Juan Bustamante, quien en su relato “Viaje al viejo mundo” (1845) pondera las mujeres de la ciudad de Vitoria, en la provincia de Álava de “muy guapas, como dicen por bonitas”.
Lo curioso es que no existe un diccionario de españolismos, como sí ya hay de americanismos, los de Augusto Malaret (1925), Francisco de Santa María (1942-43), Marcos A. Morínigo (1966) y Alejandro Neves (1973). El 2010 se presentó el monumental Diccionario de Americanismos, de la Asociación de Academias de la Lengua Española, para el que se empleó una década de trabajo conjunto, haciendo un repertorio lo más completo posible y más preciso también en información sociolingüística y la pragmática, para saber incluso a qué grupo social pertenece un término dado y qué piensa una comunidad con respecto al prestigio o vulgaridad o grosería de la palabra. “Era una vergüenza para los hispanoamericanos que nos dedicamos a estas cosas que no hubiese un gran diccionario del español de América” reconocía el puertorriqueño, cuando sumaban casi 150 diccionarios los que abarcaban por separado algún país o zona de América, hasta obtener un corpus definitivo de 60 mil entradas y más de 200 mil acepciones.
¿Por qué no hay un diccionario de españolismos? ¿No tienen vergüenza los españoles? Está claro que no. Podríamos argüir que España tuvo mejores y más tempranas escuelas de lingüística, o ahí se interesan más (en los últimos tiempos) por los regionalismos que por presentarse como un bloque unitario en el mundo hispánico, o que los hispanoamericanos no se habían preocupado demasiado de las palabras de los peninsulares, pues salvo excepciones como Bustamante hubo que esperar a las últimas décadas para tener una migración importante de americanos a España.
Pero en verdad la razón es otra, y es que el Diccionario que la Real Academia Española respalda desde su primera edición, en 1726-1739, por más que desde fines del XIX vuelva a marcar o incorporar acepciones o palabras americanas, siempre fue un diccionario de españolismos, en el que estos, simplemente, no reciben marca alguna. Y así, “vereda” es definido como camino angosto o senda pastoril (acepción que es común a todos) y solo en penúltimo lugar como “acera de una calle o plaza”, con la marca geográfica de que así se dice solo en Sudamérica. Lo que falta para que sea de verdad un patrimonio de todos es que en la entrada de “acera” ponga como significado “vereda o andén de una calle o plaza” y ponga como marca “España”, pues en este lado del castellano tal término es tan desconocido como eso de “bolígrafos” y “sacapuntas”.
Hola, muchos de los que nombran como españolismos son argentinismos también. Quiero decir, algunos de ellos también se utilizan aquí, como coche, goma (por lo que en la nota llaman borrador), sacapuntas y pesado 😀
A veces no es cuestión de viajar a España o el país que sea, a veces sólo viajando dentro de un mismo país se encuentran muchas diferencias.
Muy linda nota
Muy bueno. Estoy de acuerdo en que debería de haber un diccionario de españolismos. Pero estos, aunque a usted le cueste trabajo de creer tiene que ver con cada una de las regiones que conforman España. Que no es “una”, sino muchas. ¿O utilizan las mismas palabras en toda hispanoamérica?
Yo por ejemplo, soy canario y español. Nosotros tenemos influencia europea y americana además de la nacional. Y eso de “sacapuntas” me suena muy peninsular, aquí le llamamos “afilador”. Pero hay suficientes términos comunes a todas las regiones como para entendernos, sin tener que explicarnos.
Por cierto que para mí el castellano, es lo que hablan en castilla. Yo hablo español de canarias, que tiene sus propias peculiaridades.
Cosas graciosas, irte un mes a Uruguay y darte cuenta de que utilizas el verbo “coger” (como tomar o agarrar) más de lo que deberías por educación, en casa de tu posible futura suegra. No saber que ropa alcanzarle a tu pareja cuando te pide una remera, polera, etc…
Hola, soy Inma, una “guapa” de Vitoria que adora la gramática y la ortografía española. No me siento nada identificada que ninguna de las palabras con las que os referís a los que estamos en el otro lado del Atlántico y el interés que mostramos por las palabras. Yo, por mi parte, solo puedo decir que me alegro de haber aprendido una palabra nueva como es ´tajador`, yo seguiré con ´sacapuntas`, pero, lo dicho, tajador también me gusta. Abrazos,
Y por cierto, muy bonito eso de que lo españoles no tienen vergüenza.
Soy de Guatemala, un pequeño país de América Central. Acá usamos indistintamente tanto las que ustedes califican como españolismos como las que atribuyen a América. Valga la aclaración, porque a veces analizamos las cosas desde nuestra perspectiva muy local, por decirlo así, y no tomamos en cuenta que hay otras facetas del asunto, las cuales nosotros desconocemos. No ocurre lo mismo con la jerga coloquial que se describe en el artículo, lo cual es totalmente normal si consideramos la distancia y el desarrollo local del idioma.
En Venezuela es común sacapuntas, boligrafos y hasta coche…