Extranjerismos con estilo
Por Rosa Bobbio Álvarez, publicado el 6 de octubre de 2022En esta última semana, las redes sociales han puesto su particular atención en la Fashion Week, uno de los eventos más importantes de la moda francesa. En esta coyuntura llama nuestra especial atención el uso de esta expresión inglesa cuya traducción al español es la Semana de la Moda. Pero ¿por qué los hispanohablantes preferimos el uso de la voz inglesa cuando podemos utilizar su equivalente español? La respuesta a esta pregunta obedece a la inclusión de extranjerismos, que se ha ido incrementando en nuestro idioma debido a la influencia del francés, italiano, pero sobre todo del inglés.
Cuando hablamos de extranjerismos nos referimos al uso de palabras de otros idiomas, que pueden emplearse en el español de manera necesaria o innecesaria. Así, la Real Academia Española en El buen uso del español (2013) refiere que los extranjerismos necesarios son voces de otros idiomas que se usan en español debido a que no existe o no es fácil encontrar un término con significado equivalente. Asimismo, este tipo de extranjerismos pueden mantener su grafía y pronunciación originales o se pueden adaptar al sistema español. En el ámbito de la moda, resaltan dos extranjerismos que mantienen su grafía y pronunciación original: vintage, que la Fundéu define como ‘tendencia estética que consiste en rescatar prendas u objetos diseñados o fabricados en las épocas en las que estaban de moda’, y tweed, ‘tejido escocés de lana, con mezcla de hilos de colores, que se usa para hacer ropa cómoda e informal’ (Fundéu). Como estos términos no se han adaptado completamente a nuestra lengua, deben escribirse en cursiva (o en redonda, si el texto base está en cursiva).
Por su parte, los extranjerismos innecesarios son aquellos «que tienen equivalentes españoles» (Real Academia Española en El buen uso del español, 2013: 123). Así, es preferible usar conjunto en lugar de outfit, y supermodelo en vez de top-model. En este caso, los equivalentes españoles se escribirán en redonda. Es importante añadir que el uso de este tipo de extranjerismos se debe, mayormente, a la influencia de los medios de comunicación.
Extranjerismos innecesarios de origen inglés también lo son fashion victim y showroom, pues cuentan con equivalentes en español: adicto a la moda, sala de exposición y venta, respectivamente. En ambos casos, los usuarios tendemos a usar las voces inglesas, ya que este idioma usa palabras más cortas y, a menudo, las construye sin nexos. Esto genera mucha más comodidad al hablante, a comparación de sus equivalentes en castellano que usan más de una palabra y, al parecer, no favorecen la economía del lenguaje.
De otro lado, debido a su uso arraigado, algunos extranjerismos han pasado a castellanizarse, es decir, se han adaptado plenamente al español ajustándose a las normas ortográficas y gramaticales. En primer lugar, tenemos la voz chic, tomada del francés, que se ha acomodado en su pronunciación y grafía a los patrones de nuestra lengua, incluso a la morfología a través de la flexión nominal de género y número (sustantivo masculino, plural: chics). En ese sentido, puede comportarse como adjetivo cuyo significado es ‘elegante, distinguido y a la moda’ (DLE, 2014): Ella es una mujer chic; o como sustantivo para expresar ‘elegancia, distinción’ (DLE, 2014): Aquella fiesta tiene chic. En segundo lugar, el verbo drapear (del francés Draper), cuyo participio drapeado es definido como ‘técnica de costura que forma pliegues en la tela para darle mayor volumen y caída’ (Fundéu). Al tratarse de términos castellanizados, no necesitan ningún resalte tipográfico.
Definitivamente, la moda es un fenómeno extraordinariamente complejo debido a que está ligado a la naturaleza social del hombre y, en ese sentido, es cambiante. Así, lo que hoy nos gusta, posiblemente no nos agrade dentro de un tiempo. En el caso de los extranjerismos, su entrada al español puede ser rápida, como el movimiento de la moda, pero su adaptación e incorporación como término de su repertorio léxico sigue un proceso complejo y más lento dentro del uso de los hablantes.
CA, como fiel seguidor de la RAE, que no está mal, nos dicen cómo escribir correctamente un vocablo extranjero, pero poco o nada dicen que hacer en el idioma hablado en el que, por ejemplo, no lo podemos poner en cursiva o en redonda (que, de paso, pocos saben qué es).
Ya una vez se ha mencionado que el inglés, principalmente el americano, le pone nombre a las cosas o situaciones, cosa que el castellano las describe. Los diccionarios del idioma inglés consignan todos los vocablos en uso.
Hasta hace una, o dos, generaciones en España había muy pocos que hablaban inglés, algo que ha cambiado últimamente. Las universidades españolas tienen mucho prestigio, pocos salían fuera para formarse y menos para hacer una maestría en que el que no sabe inglés está perdido.
Por ahí se dice que “lo perfecto es enemigo de lo bueno” y la RAE trata de mantener un perfecto castellano tal como se habla en España. El idioma como ser vivo “Nace, crece, se multiplica, cambia, se enferma y muere”. Nació, sigue creciendo y multiplicando con cambios, a veces se enferma, pero le deseo larga y sana vida.