Haiga está en el diccionario
Por Shirley Cortez González, publicado el 11 de enero de 2023No, no es un rumor: es un hecho. La última actualización (2022, v. 23.6) del diccionario de la RAE trae consigo una novedad en la entrada de la voz haiga que, vale decir, se hallaba ya consignada desde la edición de 2001. En realidad, la novedad consiste solo en la adición de la etimología de la palabra, ya que el significado no ha cambiado. ¿Y por qué era necesaria esta información? Pues porque sigue habiendo confusión entre los hablantes sobre el uso de esta palabra.
Así, no es raro encontrar comentarios en las redes o escuchar en alguna conversación que haiga ya está en el diccionario y que, por tanto, su uso como equivalente de haya es correcto. Sin embargo, la realidad es otra, y bien distinta. De ahí la necesidad de la Academia de incluir una extensa explicación etimológica para intentar aclarar esta cuestión. No obstante, esta palabra ya la consignaba, mucho tiempo antes, el Diccionario de uso del español (1967) de María Moliner, que la incluía como neologismo del habla informal no registrado por el DRAE: ‘Automóvil de aspecto muy lujoso. Se dice que el nombre procede de que, al final de la última guerra española, las únicas personas que podían permitirse adquirir tales coches eran los nuevos ricos, personas toscas e ignorantes como las que dicen «haiga» por «haya» (del verbo haber)’.
La última edición del diccionario académico recoge una definición similar a la de Moliner e incluye también la información etimológica que sirve de explicación para el vocablo. Haiga se consigna como sustantivo masculino, cuyo origen se desprende de una expresión compleja que incluía esta forma verbal: «De [el más grande que] haiga, forma incorrecta de la 3.ª pers. de sing. del pres. de subj. de haber, frase atribuida a los dueños de estos coches, a los que se consideraba personas adineradas y poco cultivadas» (DLE, 2014, v. 23.6).
La expresión «El [coche] más grande que haiga», usual en la España de mediados del siglo XX, termina reduciéndose, por un proceso de metonimia, a una sola palabra (haiga), que se convierte en sustantivo: un haiga, en lugar de un coche, pero no cualquiera, sino uno que cumplía ciertas características. Es esta, pues, la acepción que recoge el diccionario como la única válida para esta voz: ‘Automóvil muy grande y ostentoso, normalmente de origen norteamericano’. Señala, además, que se trata de un españolismo ya poco usado en la actualidad.
Haiga se empleaba con sentido irónico en el ámbito coloquial de la España de la posguerra (1940-1950). Se trataba, entonces, de una palabra usada para ridiculizar a los nuevos ricos españoles valiéndose para ello de su forma de hablar, que revelaba su extracción popular a pesar de su cambio de estatus socioeconómico. Con todo, su uso llega a asentarse en la lengua y era frecuente encontrarlo en anuncios publicitarios de la época, en que se vendían estos haigas o también en la literatura, que no solo reflejaba el habla popular, sino también lo usaba para referirse a este tipo de autos en particular.
De este modo, aunque haiga figure en el diccionario, según la norma culta actual, su empleo solo es válido como sustantivo, pero no como verbo. Si bien está bastante extendida en el habla popular actual, la conjugación haiga es propia del español del XVII, mientras que haya es la forma aceptada y tenida por culta en el habla actual (y, al menos, desde la primera edición de la Gramática en 1771).
Otras novedades
La versión 23.6 incluye también algunas son palabras o acepciones de vieja data que llegan por fin al lexicón; por ejemplo, en la entrada de arroz, se ha añadido la locución verbal pasársele a alguien el arroz; también el americanismo panetón (y su variante panetone). Otras, en cambio, son más recientes y responden a cambios sociales relevantes: comunitario y anticomunitario, relacionados con la pertenencia o no a la Unión Europea; edadismo, o la discriminación basada en la edad; conspiranoia y conspiranoico, acorde con la tendencia actual de creer reconocer teorías conspirativas en ciertos hechos. Han ingresado también cortazariano y garciamarquiano, adjetivos con los que se alude a los autores Cortázar y García Márquez, así como a sus obras, así como habemus, acortamiento de habemus papam (‘tenemos papa’), popularizada con el sentido de ‘tenemos’ (Habemus árbitro; Presidenta habemus…).
En la expresión «El [coche] más grande que haiga», de no decir “…que el haiga”, me suena a convalidar la forma verbal “haya”. Sobre todo, con la extensa farragosa explicación.
No creo se sea adecuado decir “Fulano tiene Ford” por “Fulano tiene un Ford”
Que interesante, saludos desde Honduras.