Hiperónimo e hipónimo: Definiciones y usos
Por Karent Urízar González, publicado el 12 de marzo de 2025En el campo de la lingüística, los conceptos de hiperónimo e hipónimo desempeñan un papel fundamental al momento de comprender las relaciones semánticas entre palabras dentro de un idioma.
Un hiperónimo (del griego hyper, sobre, por encima de y ónimo del latín nymus) es una ‘palabra cuyo significado está incluido en el de otras’ (DLE, 2014 v. 23.8). Dicho de otra manera, es un término genérico que puede abarcar un conjunto de palabras relacionadas que comparten ciertas características o cualidades en particular. Por ejemplo, la palabra animal es un hiperónimo de perro, gato y pájaro. En este caso, animal engloba a todos estos términos específicos porque todos ellos pertenecen a la categoría de seres vivos del reino animal.
En cambio, un hipónimo es la ‘palabra cuyo significado incluye el de otra’ (DLE, 2014 v. 23.8); es decir, es una palabra que tiene un significado más restringido o específico que el de su hiperónimo correspondiente. Los hipónimos comparten todas las características esenciales de su hiperónimo, pero añaden propiedades que los distinguen entre sí. Por ejemplo, perro es un hipónimo de animal porque, aunque todos los perros son animales, no todos los animales son perros. De manera similar, gato y pájaro también son hipónimos de animal. A las palabras que forman este conjunto de hipónimos de un mismo hiperónimo se llaman entre sí cohipónimos.
La relación entre hiperónimo e hipónimo es jerárquica y asimétrica: un hiperónimo abarca múltiples hipónimos, pero un hipónimo solo puede pertenecer a un conjunto definido por su hiperónimo. Esta estructura permite organizar el vocabulario de un idioma de manera lógica y sistemática. Además, el uso de estos términos depende en gran medida del contexto. Por ejemplo, en un entorno educativo, podría ser más útil hablar en términos hiperónimos (flores) al explicar conceptos generales, mientras que en una conversación específica podría ser necesario usar hipónimos (orquídeas o tulipanes).
El uso de hiperónimos e hipónimos varía según el tipo de redacción o el contexto comunicativo. Así, en los textos académicos y técnicos, los hiperónimos se emplean para categorizar y ofrecer una visión general de un tema, mientras que los hipónimos se utilizan para detallar información específica. Por ejemplo, un artículo científico sobre animales podría comenzar con el término mamíferos y luego especificar especies particulares como ballenas o elefantes. En redacciones narrativas o descriptivas los hipónimos ayudan a crear imágenes más vívidas y detalladas. Por ejemplo, en lugar de escribir árbol, podría usarse roble (fuerte como un roble) o pino (alto como un pino) para aportar una descripción más precisa. En textos educativos los hiperónimos son útiles al introducir conceptos generales a los estudiantes, mientras que los hipónimos sirven para profundizar en ejemplos específicos. Por ejemplo, en una lección de biología, se podría empezar con plantas como hiperónimo y luego analizar musgos, helechos o angiospermas. En el ámbito de la comunicación publicitaria dependiendo del público objetivo, un anuncio podría usar un hiperónimo para apelar a un concepto amplio perfumes o un hipónimo para destacar un producto específico perfume de jazmín.
La distinción entre hiperónimos e hipónimos no solo es esencial para comprender la organización del vocabulario de un idioma, sino que también tiene aplicaciones prácticas en diversos campos agrupando términos y evitando sus repeticiones. Desde la educación hasta la tecnología, estas relaciones jerárquicas permiten una comunicación más efectiva y precisa. Por lo tanto, incorporar el conocimiento de hiperónimos e hipónimos en el aprendizaje y el uso del lenguaje es una herramienta poderosa para quienes buscan dominar las complejidades de la lengua española.
requiero los contenidos para ser trabajados en el aula