¡Hosanna!

Por , publicado el 3 de abril de 2025

Próximos al Domingo de Ramos, que se celebrará el 13 de abril, hablaremos de la palabra hosanna. En nuestro título es una interjección escrita con signos de exclamación. Aunque no todas las interjecciones emplean dichos recursos ortográficos de apertura y de cierre (¡!), estos nos ayudan a expresar mejor las emociones: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!» (Mc 11, 9).

Desde el punto de vista religioso, el Diccionario del estudiante (RAE, 2016), señala que la mencionada interjección es utilizada en la liturgia cristiana y judía para expresar júbilo: Al paso de Jesús, la gente agitaba sus palmas y exclamaba: –¡Hosanna! También, como sustantivo masculino, vendría a ser un himno que se canta en la fiesta del Domingo de Ramos: Los fieles entonaron a coro hosannas y aleluyas. Asimismo, el Diccionario de la lengua española (2014, v. 23.8), indica que la exclamación de júbilo es sinónimo de aleluya, alabanza, alegría: «¡Hosanna en las alturas!» (Mt 21, 9).

Hosanna procede del latín tardío hosanna, y este del hebreo hōša‘nā ‘salve’, forma corta para hôšî‘â-nā’ הושיעה נא ‘salva, te rogamos’ o ‘salva ahora’ del arameo הושעה נא ‘salva, rescate, salvador’. En el judaísmo siempre se emplea la forma original hebrea (‘sálvanos’) con la pronunciación /xochianá/.

En los Salmos del Antiguo Testamento de la Biblia aparece como una apelación a la ayuda divina: «Oh Señor, sálvame; concede, Señor, un próspero suceso» (Slm 118, 25). En los Evangelios del Nuevo Testamento como grito de júbilo, se vincula con la entrada triunfal de Jesús a la ciudad de Jerusalén, pues la gente emocionada agitando las palmas (hojas de palmera) exclamaba ¡hosanna!, reconociéndolo como el Mesías, o lo que es lo mismo, el Salvador, el Rey de los Judíos: «¡Hosanna, salud y gloria al hijo de David!» (Mt 21, 9).

La palabra hosanna, entonces, con ese sentido de salvación se remonta a la fiesta hebrea de los Tabernáculos o de las Cabañas, también llamada Sucot (entre septiembre y octubre), que recuerda la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto por gracia del Señor, así como los avatares durante los 40 años en el desierto viviendo errantes en cabañas provisorias o sucot. En estas festividades durante los siete días de su duración un sacerdote recitaba el Salmo «Sálvanos ahora, te suplico» y el séptimo día, también llamado Hoshaná Rabá, del arameo הושענא רבא ‘Gran Hosanna’, se realizaba una reunión especial y se clamaba hosanna.

Por otro lado, la acepción de júbilo y alabanza nos la confirma el reverendo padre Jorge Roos, párroco de la iglesia católica Santa María Reina (Lima, 2025), quien indica que actualmente se emplea con este significado y no solo con el de ayuda o salvación como se da en el Antiguo Testamento. Además, agrega que no se restringe al Domingo de Ramos, sino que se usa durante todo el año eucarístico.

Y, efectivamente, nosotros en cada misa o celebración litúrgica podemos enunciar el hosanna. Recuerdo la melodía del Santo zaireño con el estribillo «hosanna hey, hosanna hey, hosanna a Cristo, el Señor, hosanna hey» que, precisamente, cantaba alabando a Dios como integrante de un coro en las misas marianas.

En definitiva, hosanna es una palabra que conlleva mucha fuerza en la liturgia cristiana, pues proyecta nuestra fe en la misericordia divina como nuestra alegría y alabanza por la salvación, ya que abarca, por una parte, la necesidad de salvación humana remontándonos a la esperanza judía (A. T.); y, por otra, la llegada del Mesías con el reconocimiento gozoso de los actos salvíficos de Dios (N. T.).

Este Domingo de Ramos, siguiendo la tradición cristiana de la Semana Santa y esperanzados en la gracia salvadora y la plenitud del reino de Dios, no olvidemos agitar nuestras palmas y ramas de olivo aclamando, agradeciendo y cantando: «Hosanna, hosanna, hosanna, en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor, hosanna en el cielo».

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