Inmaculada Concepción

Por , publicado el 5 de diciembre de 2016

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Este 8 de diciembre los católicos celebramos la Inmaculada Concepción, festividad religiosa que declara la gracia divina de María, quien desde el primer instante de ser concebida estuvo libre del pecado original.

Aunque es una verdad de fe importante, no hablaremos del dogma que atañe directamente a la Virgen, sino que nos centraremos en los significados que nos brinda una misma palabra. Si tomamos el término Concepción de nuestro título, aludimos directamente a la madre de Jesús; pero en otro contexto comunicativo indicaría el antropónimo o nombre femenino de otra persona con su respectivo hipocorístico Concha: De cariño a mi prima Concepción la llamamos Conchita.

Escrito también con inicial mayúscula puede señalar, o bien la ciudad peruana de Junín –llamada así por los conquistadores españoles por su fecha de fundación: 8 de diciembre de 1537–, o bien la comuna chilena, cuyo nombre original fue Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo.

En cambio, con minúscula es un sustantivo común que posee tres significaciones distintas, según el Diccionario Clave (2012): ‘Formación en la imaginación de una idea o de un proyecto: La concepción de un proyecto. Formación de un nuevo ser en un vientre femenino: La concepción se produce tras la unión de un óvulo y un espermatozoide. Modo de ver algo o conjunto de ideas sobre ello: Presenta en su obra una concepción del mundo muy particular’.

Con estos ejemplos evidenciamos que, justamente, una palabra puede ser a la vez unívoca y polisémica. Unívoca porque presenta el mismo significante Concepción/concepción y polisémica porque posee pluralidad de significados empleados acordes con la intención comunicativa.

Pero, ¿por qué Concepción y concepción no son homónimas? Simplemente porque tienen el mismo origen o etimología, tanto el antropónimo como la ciudad y el nombre común proceden de la misma raíz latina conceptio, -ōnis ‘concepción’. No obstante, en la homonimia si bien las palabras se pronuncian o se escriben como otras, tienen diferentes orígenes o significados muy distantes: Don del latín donum ‘habilidad o cualidad’, Don de domĭnus ‘tratamiento de respeto’; Aya ‘niñera’, Haya ‘árbol’, Haya ‘primera/tercera persona del singular del presente de subjuntivo del verbo haber’.

A su vez las homónimas se clasifican en homófonas si coinciden en su pronunciación, aunque no obligatoriamente en la grafía (a del latín ad, preposición; ha del latín habēre, verbo auxiliar) y en homógrafas si concuerdan en la grafía, mas no necesariamente en la articulación (vino del latín venīre, verbo venir; vino del latín vinum, bebida o zumo).

Está claro, entonces, que concepción es un término polisémico por la variedad de acepciones. Sin embargo, la relación entre Concepción de Junín (Perú) y Concepción de Gran Concepción (Chile) es homonímica, puesto que la homonimia también apunta a la identidad de nombres: Jaén (Perú), Jaén (España); México (capital), México (país); Inmaculada (nombre de pila, hipocorístico Inma), Inmaculada (nombre de la Virgen María por antonomasia), etcétera.

Si nos centramos en el nombre propio Concha, hipocorístico de Concepción, su origen sí está ligado a conceptio. Sin embargo, como nombre común deriva de otra etimología, del latín conchŭla ‘concha pequeña’; y, por tanto, posee otras significaciones como ‘caparazón’, ‘materia córnea o carey’, ‘mueble’, ‘corteza’, ‘instrumento musical’, ‘vulva’… Si bien por estos significados es polisémica, concha de conchŭla mantendrá, además, la homonimia con el vocablo concha que procede del quechua qonchu, cunchu ‘heces’, ‘posos’.

Para finalizar solo me queda decirles que en el Adviento los motive la llama (del latín flamma) de vivir Inmaculados (del latín immaculatus, de in- ‘negación’ y maculatus ‘manchado’) y no descarriados como a veces puede ir una llama (del quechua llama) por el monte. ¡Feliz tiempo de Adviento!

Carola Tueros
Universidad de Piura

Imágenes: José de RiberaSebastianguti99 (CC BY-SA 3.0)

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