Inquietantes e impasibles
Por Manuel Prendes Guardiola, publicado el 10 de enero de 2025La admirada narradora que es actualmente Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) tuvo su primera revelación para el mundo literario de lengua española con la publicación de El núcleo del disturbio. Las piezas que componen este volumen de relatos son de temática variada, aunque predomine entre ellos, evidentemente, la fantasía sobre el realismo (“Matar a un perro” o “La pegajosa baba de un sueño de revolución” pudieran ser los ejemplos más cercanos a este). La indiscutible nota común entre todos ellos sería, sin lugar a dudas, el fondo inquietante o directamente sórdido en el que la narración se va adentrando progresivamente.
Para este descenso se valdrá de diferentes vías. En unos casos, acciones aparentemente cotidianas o banales acaban, por reiteración o expansión, desembocando en consecuencias desmesuradamente graves, como es el caso del titulado “Hacia la alegre civilización de la Capital”. Otras veces, en cambio, la gravedad del conflicto puede exponerse directamente, y lo que resulta desasosegante es la manera impasible, frívola o incluso cómica con que la afrontan tanto los mismos personajes como el narrador (unos y otro coincidirán ocasionalmente). En este sentido, la voz de este último suele ser objetiva y con preferencia por relatar los acontecimientos en tiempo presente, como un observador externo de los acontecimientos que no hubiera llegado aún a formular un juicio sobre ellos. El juicio, así como la sonrisa, el asombro, la incógnita o el horror, quedan reservados a los lectores.
Algunos de los cuentos lo ponen más difícil que otros. Es posible conjeturar en algunos de ellos posibles alegorías sobre la mercantilización de todos los aspectos de la vida (y de la muerte) en el mundo contemporáneo (“La pesada valija de Benavides”); sobre la búsqueda de un sentido trascendente a la existencia (“El momento”) o sobre la fragilidad de las relaciones humanas y la peligrosa importancia de las apariencias, tanto en el plano individual como en el social (“Más ratas que gatos”). También adquiere múltiples formas, a lo largo de los distintos relatos, la idea del fracaso, encarnado en personajes que emprenden su búsqueda, su prueba o su desafío hasta alcanzar la derrota o una incertidumbre igualmente frustrante.
En definitiva, El núcleo del disturbio es una colección de cuentos que se nos ofrece como una magnífica invitación a adentrarnos en la fecunda obra de Samanta Schweblin. Y también, a descubrir las profundidades literarias e intelectuales que puede alcanzar el relato fantástico, o bien a confirmárselas al creciente número de quienes ya se habían dado cuenta de ellas.