Las grafías de lo que no se nombra 

Por , publicado el 27 de octubre de 2021

Son frecuentes los memes que hacen del mal uso de los signos de puntuación una forma de propiciar un instante hilarante. Una coma puede salvar una vida; no es lo mismo Vamos a comer niños que Vamos a comer, niños; o Señor juez, no tenga clemencia en lugar de Señor juez, no, tenga clemencia. Ejemplos de este tipo ilustran cómo un signo de puntuación, en muchos casos, funciona como un marcador semántico que aporta un sentido que no se nombra.  

En un artículo titulado La semántica procedimental de la puntuación (1997), Carolina Figueras reflexiona sobre la poca atención que se presta al estudio de los signos de puntuación en el ámbito del análisis del discurso. Explica que en el español este es un tema que suele supeditarse a una cuestión normativa, dejando de lado el hecho de que, a diferencia de la ortografía, la puntuación suele ser subjetiva y, además, depende en gran medida de quien produce el texto. En este sentido, los signos de puntuación cumplen no solo la función de organizar adecuadamente el discurso, sino la de terminar de delimitar su sentido.  

Miguel Ángel de la Fuente, en Los problemas de los signos de puntuación y sus efectos sobre el texto y su lectura (2016), describe tres faltas frecuentes en lo que se refiere a la puntuación: «el signo de puntuación descolocado, la falta de cierre de un inciso y la ausencia de puntuación ante la conjunción y» (p. 209). Revisar la primera y la segunda puede servir para ilustrar cómo el uso de un signo de puntuación confiere sentido a la escritura. Al puntuar erróneamente una oración se cambian las relaciones sintácticas y, por lo tanto, su significación. Por ejemplo, cuando se cierra inadecuadamente un inciso o cuando se deja abierto. Así, no significa lo mismo El presidente de la junta, Carlos Rodríguez y yo asistimos a la reunión que El presidente de la junta, Carlos Rodríguez, y yo asistimos a la reunión 

En los casos de ambigüedad, esta se produce cuando hay más de una opción para puntuar un enunciado, como es el caso de los memes que comentábamos al inicio de este texto. 

Por otro lado, Laura Julio Chitiva y Yury Castro Robles en Aproximación a los signos de puntuación desde una mirada epistémica (2017), conciben la puntuación como un termómetro no solo de la escritura, sino del proceso de pensamiento. Para ellas, puntuar acertadamente es un proceso que no se reduce a saber organizar las ideas, sino que faculta la ordenación del pensamiento. De acuerdo con Ciruelo (2010), la correcta puntuación viene a ser como un «puente que interconecta lo que quiere decir el autor con lo que puede llegar a interpretar el lector y así permite que este genere procesos cognoscitivos que reconstruyan el significado de lo que lee» (p. 41). 

Vistos desde estas perspectivas, los signos de puntuación no deberían concebirse únicamente como normas rígidas que nos fueron impuestas a lo largo de la historia, sino como grafías cargadas de significación. 

*Fuente de la imagen: https://aprendeconcarmen.es/es/la-coma/

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