Los sustantivos no tienen sexo sino género
Por Nelly Trelles, publicado el 9 de abril de 2012El género es una ‘propiedad de los sustantivos y de algunos pronombres por medio de la cual se clasifican en masculinos, femeninos y, en algunas lenguas, también en neutros’. Para designar la condición orgánica, biológica, que permite distinguir si los seres vivos son masculinos o femeninos, se debe emplear el término sexo: “Las personas de sexo femenino adoptaban una conducta diferente”. Es decir, las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género). Según la RAE, en español no existe tradición de uso de la palabra género como sinónimo de sexo.
En el castellano existen diferentes recursos para indicar si el referente indicado por el sustantivo es de sexo femenino o masculino: Muchos sustantivos forman el género añadiendo un morfema a la raíz: alcald-e/ alcald-esa, president-e/ president-a, etc. Otros, llamados HETERÓNIMOS utilizan palabras diferentes: hombre/mujer, yerno/nuera… Los sustantivos llamados COMUNES en cuanto al género, lo hacen explícito mediante los determinantes o los adjetivos que los acompañan: el/la cónyuge, profesional destacado/destacada. Los sustantivos EPICENOS se refieren a personas o animales mediante un único género gramatical que puede ser el masculino o el femenino: la víctima, la persona (puede ser varón o mujer). Cuando designan animales, se añaden los términos “macho” o “hembra” según el caso: el hipopótamo hembra, la serpiente macho…
Además, en el castellano, el género masculino se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino y también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: “El hombre (varón y mujer) es el único ser racional”. De ahí que los sustantivos en género masculino, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: En “Los hombres prehistóricos vivían en cavernas”; no quedan excluidas “las mujeres prehistóricas”.
A pesar de ello, cada cierto tiempo, no por cuestiones de corrección lingüística sino por cuestiones políticas e ideológicas, salta como noticia el tema de que el lenguaje discrimina a las mujeres, y por ese motivo se ha extendido la costumbre de hacer explícita la alusión a ambos sexos: “Habrá reunión de profesores y profesoras” en vez de “Habrá reunión de profesores”. En este uso no debe verse una intención discriminatoria, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: “La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente”.
Cómo que los seres vivos no tenemos género (?) Nelly, su artículo está poco fundamentado.
Sabes que la autora del artículo está hablando de un tema lingüístico y no taxonómico?
No sé qué está esperando la RAE de La Lengua, par decir a los periodistas, por ser los que más hacen uso de ello, de que las palabras tienen género y las personas sexo.
Nunca más deberían decir violencia de género, si no, violencia de sexo y si esta expresión les resulta algo “fuerte” como a los ingleses, de donde viene el equívoco, pues digan violencia doméstica u otra de la que los periodistas son tan hábiles para encontrar
¿LA LECHE! o ¡LA LECHA! o ¡EL LECHO!
Veo claro, por la costumbre, lo correcto: ley lingüística de la economía expresiva. El puritanismo, los eufemismos y la postmodernidad son formas del embaucamiento.