Más allá de la oración simple (2 de 2)
Por Renato Guizado, publicado el 22 de octubre de 2018En el artículo anterior, a partir de dos ejemplos, fueron descritas dos estructuras cuya peculiaridad era la de estar conformadas por más de una sola oración simple, es decir, cada cual con más de un verbo conjugado. A una de ellas se la llamó oración compuesta por coordinación; a la otra, oración compuesta por subordinación. La oración El profesor no llega, no habrá clase, tercer ejemplo de la lista, es distinta de las anteriores. En principio, porque para formarse no requiere conjunción. Luego, porque si bien reconocemos que hay un flujo de sentido entre las dos oraciones, sin mayor información no podríamos determinar con exactitud si el enunciante quiere comunicar que la cancelación de la clase es consecuencia de que el profesor no llega, o si quiere decir que el profesor no llega porque no habrá clase. Estas dos peculiaridades se deben a que en la yuxtaposición, nombre que se da a estas estructuras, la precisión del nexo depende en gran medida del contexto comunicativo: de la información que ambos hablantes dominan, o aquella que brindan el ambiente u otros elementos extralingüísticos. No es de extrañar, pues, que para la Retórica la yuxtaposición se llamase oratio soluta, suelta, y fuese considerada rasgo del lenguaje oral y coloquial, a diferencia de la subordinación o la coordinación que, con sus nexos más delineados, son más comunes en el discurso escrito y estructurado.
Al margen de la todavía no resuelta discusión sobre las restricciones semánticas de la yuxtaposición, se puede afirmar que desarrolla muchas de las relaciones de subordinación y coordinación ejemplificadas en el artículo anterior:
Hay pan, hay mantequilla… = Hay pan y hay mantequilla.
Murió ayer, estaba muy enferma. = Murió ayer, pues estaba muy enferma.
No fue Felipe, fue Sofía. = No fue Felipe, sino Sofía.
Grita, te boto. = Si gritas, te boto.
Quise ir, no pude. = Quise ir, pero no pude.
No viene, no hay clase. = No viene, es decir, no hay clase.
Es necesario enfatizar que, aunque en algunos casos el nexo es obvio, en otros puede no serlo, y su sentido solo se aclara en un contexto preciso. Por ejemplo, en Murió ayer, estaba muy enferma, cada verbo pudo tener un sujeto diferente, ambigüedad que se disipa cuando ambos interlocutores, sin necesidad de hacerlo explícito, saben a quién hacen referencia.
Pero la yuxtaposición, en su carencia de conjunciones, conduce a una duda, evitada hasta el momento, acerca del concepto de oración. ¿Qué comparten todas estas estructuras compuestas que las hace oraciones al igual que una oración simple? ¿En qué consiste su unidad si consideramos oración una estructura sin nexo explícito? El gramático Samuel Gili Gaya, en su Curso superior de sintaxis española, responde indicando que “la oración constituye una unidad intencional con sentido completo en sí misma, cuyo signo lingüístico es la curva de entonación” (1979: 261). Esta unidad entonativa, cuyos límites son la respiración inicial y la espiración al final de la curva, es capaz de incluir varios sintagmas, sea que entre ellos haya más de un verbo conjugado. De este modo, la frase Salió se desarrolla en una sola curva al igual que Salió al mercado que quedaba cerca de su casa y compró verduras. Asimismo, se nos indica que las pausas marcadas por las comas o los puntos y coma en las oraciones compuestas no implican la expulsión total del aire durante su pronunciación. Estas observaciones son tenidas de antiguo, o por lo pronto intuidas. Así, el poeta Garcilaso de la Vega, en su “Soneto XXIII”, se sirve de la tensión que produce la retención del aire al extender las subordinaciones, con el fin de hacer más intenso su llamado al carpe diem:
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
¿Y más allá de estas oraciones? Todavía hay un más allá habitado por los textos, estos sí más propios de esa “realidad práctica”, fin al que muchos creen, erróneamente, que debe encaminarse la educación. El texto es la unidad superior de la lengua, unidad de unidades. Se trata de un conjunto de enunciados cuyo sentido se produce a partir de nexos más complejos y variados que la concordancia flexiva, el agregado de funciones sintácticas o la junción. Se trata de recursos tan variados que incluso su naturaleza escapa de lo puramente lingüístico, y pertenecen al plano de la transmisión pragmática del mensaje. Pero de ellos se encargan otras áreas de la Lingüística.
Renato Guizado Yampi