Metábasis: sustantivación, adjetivación, adverbialización
Por Nelly Trelles, publicado el 6 de abril de 2015Las palabras se clasifican de acuerdo con sus características morfológicas, esto es, según los morfemas que pueden admitir y según sus funciones sintácticas privativas. Esta clasificación pertenece al plano de la lengua; Así, una de las más conocidas es la del gramático español Samuel Gili Gaya, quien consideró siete las palabras (o partes de la oración): sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición y conjunción. Sin embargo, en el plano del discurso se producen variaciones en la categoría a la que pertenece una palabra o en la función sintáctica que desempeña según el contexto de uso. Este fenómeno se conoce con el nombre de metábasis o traslación.
Etimológicamente metábasis viene del griego antiguo μετάβασις: ‘transición’. En lingüística es el uso de una palabra en una categoría gramatical que no es la que le corresponde habitualmente.
La más común es la sustantivación, normalmente del adjetivo, aunque también otros vocablos pueden sustantivarse. No solo en contextos metalingüísticos, sino pragmáticos: ¡No hay pero que valga!; Quítele el de, por favor; Yo no soy de nadie, etc. Los casos de sustantivación se dan con más frecuencia en la función metalingüística: Ese hacia, no está muy claro; Se oyó un ay desgarrador; Dé es verbo y dees preposición. Incluso, toda una oración gramatical se sustantiva: Los que tienen boletos, a la derecha; El despertar bellamente la aurora nos animó a todos. En este último caso la oración se sustantiva, más que por precederle el artículo, por cumplir la función de sujeto.
Por su parte, la adjetivaciónconsiste en que el sustantivo desempeña la función de un adjetivo. Pedro es muy niño (muy infantil, muy inocente…); Tuvo un día perro (difícil, complicado…); Me gusta el blanco humo.
Consideramos que hay adverbialización cuando el adjetivo desempeña la función propia de un adverbio. En estos casos, es invariable como el adverbio y no admite morfemas de género ni de número: Te ruego que hables claro. Esos jugadores no juegan limpio. Hoy cocinaron rico.
La metábasis puede ser directa, es decir, puede tener lugar sin que medie ningún elemento que la active, o bien realizarse con la ayuda de un elemento lingüístico denominado transpositor. Lo más habitual es que los adjetivos o verbos se sustantiven mediante el artículo u otros determinantes. Un joven, un vecino, un bronceador, este verde, aquellos franceses.
Esta sustantivación ocasional presupone la elipsis de un sustantivo implícito. El adjetivo pasa a desempeñar en ese contexto las funciones propias del sustantivo. Concursaron dos chicas. La rubia (la chica rubia) cantó música criolla y la (chica) morena, música pop. Prefiero el rojo (el auto rojo). Convendría poner algún verde (color verde) en el cuadro. Si el elemento transpositor es el artículo neutro lo, el adjetivo adquiere el valor de sustantivo neutro o sustantivo abstracto. Me gusta lo bueno.
Nelly Trelles Castro
Universidad de Piura
Cortito, claro y preciso. Gracias.
Buen artículo. Aprendí algo que no sabía. Gracias.
Sumamente interesante. Muchas gracias
Tan interesante, que se recupera un concepto caido en desuso, obsoleto, como se le llama antipaticamente y ademas se amplia su conocimiento
Amén de la trascendencia que reviste el tema per se en lo que al conocimiento y adecuado uso del lenguaje castellano concierne, es pertinente hacer notorio el didáctico e inteligible modo de redactar el texto informativo, esto es, la manera sucinta en que el artículo comunica tal concepto, evitando el uso de lo superfluo sin mermar mínimamente su contenido.
En otro orden de ideas, ha poco tiempo leí que, a título de actualización en las normas ortográficas que rigen de acuerdo a la RAE, se omite la tilde en las conjugaciones verbales monosílabas, V. gr.: “de”, presente del modo subjuntivo para las primera y tercera personas singular del verbo dar; o en el vocablo “se”, que solamente se tilda cuando es utilizado como conjugación del verbo saber en presente de indicativo para la primera persona singular, y no como pronominal para la tercera persona singular y plural, forma reflexiva usada en dativo y acusativo, aunque en la reciente edición del tricentenario del DRAE aún aparecen estas grafías con el mencionado signo ortográfico (el acento).
En mi poco autorizada opinión alusiva a la justificación que para esa hipotética mutación gráfica pudiese haber servido como argumento, solamente cabe anteponer el irrefragable hecho de que el contexto le da sentido semántico a los vocablos, en función de que la fonética carece de peso peso específico bastante para avalarle.
Gracias.
Ω
Buena explicación.
Carlos Felipe Hernández Villarreal: Yo dé (presente de subjuntivo) sí lleva tilde.
Claro y preciso, excelente.
Muy bien, gracias; pero el sujeto nunca se separa del verbo con una coma: “Esta sustantivación ocasional, presupone la elipsis de un sustantivo implícito.” es una oración en que se ha empleado la coma incorrectamente 😉
Estimado Rogelio:
Gracias por el dato. Fue un error involuntario.
Ya está corregido.
Saludos cordiales,
Castellano Actual
El concepto le da sentido semántico a los vocablos…
Me parece que acá se le escapa una concordancia, que no por ser muy común, es justificable. El “le” se refiere a “vocablos” por tanto también debe estar en plural.