Mirola con pasión
Por Eliana Gonzales, publicado el 7 de mayo de 2018¿Es mirola con pasión o la miró con pasión? Antes de pasar a responder esta pregunta, interesa recordar que los pronombres personales reciben este nombre porque hacen referencia a las personas que intervienen en el proceso comunicativo: emisor (yo, nosotros/ -as), receptor (tú ~ vos o usted, vosotros/ -as o ustedes) y los seres que no intervienen directamente, pero que son aludidos (él, ella, ello, ellos y ellas).
Según el acento prosódico, los pronombres personales pueden ser tónicos (yo, tú, él…) o átonos (me, te, se…) y funcionan de distinta manera; así, por ejemplo, los tónicos pueden funcionar como sujeto (Ella quiso venir), como objeto indirecto (Compró la falda para ella), como vocativo (Tú, márchate de mi casa) o, incluso, como atributo (Yo no soy ella).
Los pronombres átonos, que son los que nos interesa explicar, cumplen las funciones de objeto directo (Me saludaron), de objeto indirecto (Te enviaron una carta) y de atributo (Lo es); y se caracterizan porque pueden ir antepuestos y separados del verbo (proclíticos): Le conté todo, o pospuestos y unidos a este (enclíticos): Vámonos a casa. Según la referencia que señalen, pueden ser de primera persona porque aluden al emisor (me y nos); de segunda porque están vinculados con el receptor (te y os, este último de uso restringido al español peninsular); y de tercera persona porque no intervienen directamente en el discurso, pero son aludidos (lo, la, los, las, le, les y se). Además, los pronombres personales átonos se combinan entre sí y pueden aparecer juntos (Te lo explicaré; Vengo a explicártelo), pero siguiendo un cierto orden; así, por ejemplo, no puedo decir *Me se cayó en lugar de Se me cayó.
Cuando aparecen más de uno, cabe precisar que el pronombre se siempre antecede a todos los demás (Se me olvidó, Se te olvidó); en cambio, si no hay pronombre se y aparecen pronombres de primera y segunda, entonces se colocará delante el de la segunda y luego el de la primera (No te me escaparás); pero, si hay primera y tercera persona o segunda y tercera, siempre antecederá la primera y segunda persona en cada caso, como en los siguientes ejemplos: Ve y búscamelo; Que te lo diga Luisa.
La anteposición y posposición ha ido variando a lo largo de la historia de nuestra lengua. Actualmente, solemos colocarlos pospuestos a los infinitivos (vestirlo, contarte), a los gerundios (vistiéndolo, contándoselo) y a los imperativos afirmativos (vestidlo o vístanlo); en cambio, van antepuestos a las otras formas verbales: lo vistió, me vestiré, te vestirás, se había vestido, … Si bien hoy esto es así, antes se prefería la posposición y tuvo, además, una larga supervivencia literaria: vistiolo, díjonos, ofreciome…
Lo que cambió también fue la normativa, pues ahora se someten a las normas generales de acentuación; así, por ejemplo, vistiolo y ofreciole no se tildan porque son palabras graves terminadas en vocal, pero díjonos sí se tilda porque es una esdrújula. Antes se mantenía la tilde de la forma verbal sin el pronombre enclítico: llevóla (de la llevó), quitóle (de le quitó), encontróse (de se encontró), etc. Ahora sentiríamos extrañeza si alguien nos cuenta que un amigo ofreciole una copa de vino o que alguien mirola con pasión. No solo pondríamos una cara de extrañeza, sino que no dudaríamos en corregirlo (le ofreció y la miró) porque pensaríamos que son incorrectos.
Ahora bien, en el caso de las perífrasis verbales, dado que contienen formas personales y no personales, los pronombres átonos pueden ir antepuestos (Te estoy buscado) o pospuestos (Estoy buscándote). En ambos casos se trata de usos correctos; así, ante el ejemplo: María se acercó despacito a su padre, no resulta incorrecto hacer la sustitución con pronombres proclíticos María se le acercó despacito o enclíticos María acercósele despacito. Si bien ambos casos son aceptables, cabe señalar las siguientes precisiones: No se usa la anteposición ante verbos pronominales, es decir, verbos que se construyen con pronombres reflexivos átonos me, te, se (*Se lo puso a contar en lugar de Se puso a contarlo); tampoco con la perífrasis impersonal haber que (*Lo hay que terminar pronto en lugar de Hay que terminarlo pronto).
Finalmente, precisamos que cuando hay encadenamiento de perífrasis, las opciones de colocación son mayores; así, son correctas: No voy a poderlo leer, No voy a poder leerlo y No lo voy a poder leer.
Eliana Gonzales Cruz
¡Excelente explicación, muy clara, didáctica y completa!