¿Se los prohíbe?

Por , publicado el 14 de junio de 2012

El castellano presenta un punto débil en la concordancia pronominal, es decir, en los pronombres átonos que acompañan al verbo, seguramente porque el carácter redundante del mismo obliga a mantener demasiadas distinciones en unas partículas demasiado pequeñas. Si en España confunden fácilmente “le” por “lo” o “la” y al revés, con frases que aquí resultan tan estridentes como “la mando un saludo”, es un error bastante común en casi toda Hispanoamérica la falsa concordancia o “interferencia asociativa” que indica la pluralidad del objeto indirecto poniendo la marca de plural al pronombre que en realidad manifiesta al objeto directo. Lo encontramos en el gorro de un titular de primera plana que denunciaba que en Trujillo un grupo de miembros del serenazgo portaban armas habitualmente:

*La ley se los prohíbe.

Debe decirse “se lo prohíbe“, por cuanto “lo” se refiere al hecho de “portar armas” y no a los serenos portadores de las mismas. Este fenómeno ya lo había registrado perfectamente Charles Kany, y en el Perú es absolutamente general, como señalara en 1985 José Luis Rivarola.

Cuando el error se hace tan común y alcanza al habla culta sin que lo rechacen las instancias restrictivas (la escuela, la universidad, los intelectuales), puede decirse que se convierte en norma de uso. Para darles una idea se puede encontrar en textos literarios como este cuento de Alfredo Bryce Echenique:

Pagaban de acuerdo a sus posibilidades y madame Beaussart se los

sacaba en cara cuando les apagaba la luz, diciendo que aún

no había oscurecido.”

Igual en este otro relato de Carlos Eduardo Zavaleta:

*“Una cosa es cierta; me deleita sentirme vivo y así se los digo

a unos contados amigos, a quienes ahora mismo

veo sentados en la sala.”

Puede decirse entonces que se está incorporando a la norma culta de este espacio del español americano.

 

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