Serrano: entre el gentilicio y el racismo
Por Paola Celi, publicado el 30 de septiembre de 2020«Son unos serranos igualados» fue la desafortunada respuesta de un joven al personal de Serenazgo cuando lo obligaron a ponerse la mascarilla; una respuesta que, además, ha sido catalogada como «racista». El repudiable hecho, ocurrido en agosto de este año en Lima (Perú), nos lleva a reflexionar sobre el uso despectivo del gentilicio serrano.
Un significado muy lógico. El adjetivo serrano, también usado como sustantivo, se usa para designar a las personas que habitan o han nacido en una sierra y, en general, para designar cualquier realidad que proviene de ella (DLE, 2014). Por tanto, resultaría lógico usar este gentilicio en Perú, ya que es un país que cuenta con una vasta región de sierra y un porcentaje considerable de población serrana. Pero no es tan sencillo: en Perú, serrano es comúnmente usado como un insulto.
El desprecio y la inferioridad. En su artículo «¿Por qué serrano es un insulto en el Perú?», Wilfredo Ardito afirma que: «En el Perú, se asocia a la sierra con pobreza y atraso. En Lima, la migración andina de los años cuarenta fue recibida con desprecio (…). Serrano tiene siempre una carga despectiva. Se emplea para humillar al otro en una discusión, para afianzar una relación jerárquica frente a quien parece inferior socialmente».
Cuestión de contexto. Una conjugación de factores contextuales es lo que permite distinguir entre el uso racista y el uso no racista del término. Pongamos en contexto el ejemplo que se mencionó al inicio: un joven que paseaba a su mascota fue intervenido por miembros de Serenazgo, quienes le exigieron colocarse la mascarilla o retirarse a su domicilio. Entre otros insultos, el joven gritó: “serranos igualados”, como manifestación de desobediencia y de superioridad hacia la autoridad: un serrano no puede dar una orden a una persona que no se considera como tal, ya que un serrano es inferior. Es decir, la connotación racista está marcada por cómo se usa el término: gritando, acusando con el dedo, etc.; y, sobre todo, por lo que se hace. En este caso, el joven no acata las órdenes de las personas autorizadas para exigir el uso de la mascarilla. En cambio, en una situación en que una madre abraza a su hijo pequeño y le dice Mi serrano hermoso, no hay muestras de racismo.
Indio y serrano. Basándose en cuadros, fotografías y otras fuentes del siglo XIX, Cecilia Méndez («De indio a serrano: nociones de raza y geografía en el Perú. Siglo XVIII al XXI») explica que, a pesar de la existencia documentada de indios de la costa y de la selva, la idea que perduró fue la de la sierra como lugar natural del indio. Actualmente, ambos términos tienen las mismas connotaciones racistas; por eso, no sorprende que el joven del mencionado ejemplo también haya vociferado: “indio asqueroso”.
Gentilicio en peligro de extinción. Lamentablemente, en Perú la connotación racista de este término es tan fuerte que puede llegar a ser ofensivo en cualquier contexto. Ardito afirma: «Con frecuencia, al dar una charla en Huancayo, Cusco o Arequipa, coloco un cartel que dice “Bienvenidos serranos” y los participantes reaccionan ofendidos, como si estuvieran siendo insultados»; es decir, automáticamente se asume como un agravio. En cambio, no se percibe esa connotación peyorativa en costeño o en selvático, términos que casi siempre se utilizan únicamente para señalar la procedencia geográfica.
La solución no parece estar cerca. Que en Perú se empiece a usar serrano únicamente como gentilicio y no como un insulto que desprecie el lugar de nacimiento, la forma de hablar, los rasgos faciales, la vestimenta o las costumbres de las personas es más que un ideal lingüístico: es una batalla social contra el racismo. Después de todo, las palabras cobran vida y distintas connotaciones en el uso de los hablantes y, lamentablemente, cualquiera de ellas puede ser utilizada como un arma ofensiva.
Sé de una persona que decía: “Geográficamente soy serrano pero étnicamente limeño”. ya que de casualidad nació en un pueblo cusqueño. De padres y familia limeña, su motoso hablar lo obligaba al aclare.
Quiza explique (justifique) los casos que a veces criticamos en que el “serrano” actúal, sobreviviente nativo de la sierra, lo hace con una atávica reacción al “blanco” (español).
Investiguen, ¿cuál era la población indígena antes de la llegada de los españoles que, durante la colonia la arrazaron, aparte de llevarse su oro y otras riquezas?
De esto la historia, escrita por españoles y seguidores, no se habla.
“La solución no parece estar cerca” y artículos como este la agravan.
¿… gerundio serrano.?
Es una estupidez que “Serrano” se considere como despectivo o un insulto, serranos sin propios de la Sierra, en el mundo de emis también tener vergüenza que nos digan “Peruanos”, eso ya es una exageración, uno debe sentirse orgulloso de sus raíces, aceptar que este término sea un insulto es como negar a tus raíces, tu raza, ES ESTÚPIDO