Siempre algo, nunca *inalgo
Por Lady Olivares, publicado el 10 de febrero de 2020Las palabras de un idioma establecen entre ellas relaciones de significado y quizás las más fáciles de precisar sean las de similitud o las de oposición, que son las que determinan que distingamos entre sinónimos y antónimos. Así, no es difícil establecer la relación existente entre blanco y negro (antonimia) o causar y provocar (sinonimia), lo cual puede hacerse, incluso, de manera intuitiva, más allá de los procedimientos léxicos o gramaticales que se usen para formarlos.
De hecho, precisamente porque no es difícil formar el antónimo de una palabra agregando solo un prefijo negativo (ilusionado/desilusionado, lógico/ilógico), ha surgido, en los últimos tiempos, la moda de formular frases del tipo “Siempre diva, nunca indiva”; “Siempre última, nunca inúltima”; “Siempre fashion, nunca infashion”. En su formación esta frase contrapone, por lo general, una pareja de adjetivos que funcionan como antónimos (diva/indiva) remarcados por los adverbios, siempre y nunca, antónimos también.
Si atendemos a los procedimientos morfológicos de formación de palabras, en español existen antónimos morfológicos que se crean agregando un prefijo negativo a la base: i-/in– (ilegítimo, inmaduro), des- (desorganizado, descortés), anti– (antirreligioso, antifascista), a– (atípico, acrítico); y, antónimos léxicos, que tienen una estructura diferente: blanco/negro, divertido/aburrido, perpetuo/fugaz. De estos dos procedimientos, la manera más sencilla y productiva de crear un antónimo es usar el prefijo i- y su variante in-.
Además, es evidente la tendencia actual de asimilar al español características del inglés; es decir, se produce un calco lingüístico del prefijo un- del inglés (equivalente y semejante en forma al in-), al español (unfashion es equivalente a infashion). Esto, unido a la productividad del prefijo i- /in-, explicaría por qué resulta lógico para el hablante generalizar el uso de este prefijo negativo como único paradigma de formación, ya sea porque desconoce las otras formas o porque lo considera más cercano, simple, creativo y “a la moda”.
Este fenómeno lingüístico de formación de antónimos emplea una fórmula fija: “Siempre X, nunca inX”, donde, en principio, X es un adjetivo, (extendido luego a otras categorías gramaticales). Se usa, especialmente, en las redes sociales, en el ámbito juvenil, para resaltar lo positivo frente a lo negativo con un cierto sentido mordaz, prepotente u ostentoso.
Así, sondeando en el ciberespacio, encontramos construcciones que mantienen al adjetivo como palabra base: “Siempre casual, nunca incasual”; “Siempre guapo, nunca inguapo”; “Siempre virales, nunca invirales”, “Siempre fuerte, nunca infuerte”. Pero también se ha extendido su uso a otras categorías gramaticales, como sustantivos: “Siempre memes, nunca inmemes”; “Siempre jefe, nunca injefe; gerundios: “Siempre trabajando, nunca intrabajando”; “Siempre ganando, nunca inganando”; e incluso pronombres: “Siempre yo, nunca in yo”; “Siempre tuyo, nunca intuyo”. Incluso, se puede mantener la palabra base en inglés y usar el prefijo en español como en “Siempre happy, nunca inhappy”; “Siempre fashion, nunca infashion”; “Siempre cool, nunca incool”. En estas últimas expresiones es, quizás, donde mejor se ve el traslado del inglés: unhappy se cambia por inhappy; unfashion por infashion y uncool por incool.
Esta moda ha llegado a ser tan popular que en Perú ha sido utilizada en un comercial televisivo: “Siempre última, nunca inúltima”; o ha servido de título a la canción de J. Balvin y Luigi 21 Plus: “Siempre papi, nunca inpapi”, donde además para remarcar la estructura de la frase se mantiene la escritura de in– con n aunque le siga una p y que, por regla ortográfica, sería impapi; pero al usar la m, la frase perdería su estructura fija que mantiene invariable al prefijo in-, independientemente de la palabra o expresión con la que se una.
Por ahora es una moda juvenil, que ha dado lugar a algunas formaciones donde es claro el juego de palabras (intrabajando, intuyo, inbipolar); no obstante, hay que tener cuidado de no generalizar al prefijo i-/in– como el único elemento usado para producir antónimos u olvidar los antónimos léxicos como primera frente a última en lugar de *inúltima.
Las modas son generacionales y pasan; pero demuestran la gran vitalidad del idioma y la creatividad de sus hablantes dentro de un registro coloquial. No obstante, es conveniente evitar este tipo de estructuras gramaticales propias de otras lenguas como el inglés y limitar la influencia de los extranjerismos solo al ámbito léxico cuando el español no disponga de palabras equivalentes.
Lady Noelia Olivares Mauricio
Álvaro Pombo ya utiliza el término “inguapo” así, entre comillas en su novela EL METRO DE PLATINO IRIDIADO (Anagrama, 1990, pg. 79) atribuyendo la invención a un personaje joven (Gonzalito). Es cierto que Pombo vivió en U.K. once años (del ’66 al ’77) e hizo ese traslado del ‘un’ inglés al ‘in’ castellano, creo que como una broma o parodia de la jerga pija del Madrid de los ’90.
No existían entonces las llamadas redes sociales, claro, para multiplicar el uso de términos pero supongo que es a partir de esa jerga pija de donde viene éste y algún otro término que luego pasan a ser se uso popular (en el sentido infame de popular).